Análisis

Juan Ruesga Navarro

De arquitectos y Sevilla

Se abren las puertas de la conservación de los cines Trajano y Lloréns y el Teatro Cervantes

Cada vez estoy más convencido de que los arquitectos somos un gremio antiguo dedicado a la construcción de edificios y ciudades, que albergan a toda la sociedad. Esta idea se ha reforzado con el conocimiento personal de arquitectos latinoamericanos que ejercen su trabajo, en ocasiones, en circunstancias difíciles. Y cuando veo su esfuerzo y cariño al entorno inmediato, siento que tengo más en común con ellos que con algunos de mis paisanos. Lo dicho, un sentimiento de hermandad y gremio nos agrupa, facilitado en el caso de los latinoamericanos por tener una lengua común. Nunca me cansaré de pensar y decir el gran patrimonio que constituye.

¿A qué viene esta introducción y que tiene que ver con Sevilla? Pues tiene que ver. En los últimos días se ha conocido la buena noticia de que la Junta de Andalucía está ultimando la documentación para incoar los expedientes de Bienes de Interés Cultural de los Cines Trajano, Lloréns y del Teatro Cervantes. Parece que tras un largo camino se abren las puertas de su conservación como patrimonio de todos los sevillanos.

Después de un gran esfuerzo, en el que han intervenido muchos arquitectos. Primero, participando en alegaciones de instituciones como Adepa y el Colegio de Arquitectos. Después, en alegaciones personales junto con otros profesionales sevillanos, en especial de las artes escénicas. Y realizando un esfuerzo documental de gran interés, por encargo de la Consejería de Cultura, para formalizar datos y planos, vaciando expedientes en los archivos municipales, que permitirán en el futuro ir conociendo mejor la arquitectura teatral sevillana. Me consta el esfuerzo, rigor y cariño que han puesto en la investigación y cómo se abren puertas a la investigación arquitectónica sobre otros teatros desaparecidos, como el San Fernando y el Teatro Principal, por ejemplo. Y finalmente sumando esfuerzos en todo este proceso para que, con la ayuda de los medios de comunicación, empiecen a resonar en los oídos de todos los sevillanos nombres de arquitectos más allá de nuestro cabeza de serie, Aníbal González. Nombres como Juan Talavera y Vega, José Espiau y Muñoz, Aurelio Gómez Millán, José Galnares, Juan Talavera y Heredia, Gabriel Lupiáñez, Alberto Balbontín y Horta, Antonio Delgado Roig. Y otros muchos que iremos comentando en ocasiones oportunas. Dejo a mis compañeros de estas páginas y los blogueros de temas culturales la ocasión de hacer el relato de todas las obras que contribuyen al patrimonio edificado de Sevilla, de los arquitectos mencionados y de otros que también lo merecen.

El Ayuntamiento, por iniciativas de sus grupos, también ha dejado constancia de su interés por los edificios mencionados y otros, aunque queda mucho por hacer. Al hilo de la noticia, comentaban el otro día en Facebook: ¿y ahora qué? ¿Cómo se salvan definitivamente los edificios declarados Bienes de Interés Cultural, como los Cervantes, LLoréns y Trajano? Pues dotándolos de un uso que permita su viabilidad como edificios y su conservación como patrimonio. Y en eso, somos todos los sevillanos los que debemos comprometernos.

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