La ventana
Luis Carlos Peris
El nepotismo se convierte en universal
Tribuna Económica
La casa de subastas Sotheby’s acaba de vender una obra de arte consistente en un plátano real pegado a la pared con cinta adhesiva plateada. Forma parte de la icónica obra Comedian del artista Maurizio Cattelan. Fue finalmente adjudicada al empresario Justin Sun por 6,2 millones de dólares, un precio que ha desatado críticas, humor y reflexión en partes iguales: ¿puede considerarse arte?, ¿hizo Sun una inversión?, ¿es esto una millonaria tomadura de pelo? Arte contemporáneo, criptomonedas y tendencias de la economía digital, todo unido, invitan a una reflexión profunda sobre el concepto de valor.
La compra incluye el plátano, la cinta, un certificado de autenticidad e instrucciones detalladas de instalación, incluidas las de cómo reemplazar la fruta, enfatizando así la idea de que el verdadero valor reside en el concepto, no en el objeto físico. La obra se presentó en la Art Basel Miami en 2019, y fue adquirida entonces por 120.000 dólares.
En una economía digitalizada, donde el concepto de valor es cada vez más subjetivo, lo ordinario puede convertirse en extraordinario. Lo que importa del plátano es la posibilidad infinita de reinterpretarlo: lo efímero se transforma en eterno. No solo pasa en el arte; esto es un símbolo de cómo reinventamos el concepto de valor, desde lo tangible hasta lo intangible, desde lo físico hasta lo virtual. La genialidad de Comedian radica en que nos obliga a replantear qué valoramos realmente y por qué.
Su autor, el italiano Maurizio Cattelan, es uno de los artistas más polémicos e influyentes de las últimas décadas. Reconocido por su enfoque irónico y provocador, su obra desafía constantemente las normas sociales, culturales y artísticas, difuminando las fronteras entre lo absurdo, lo conceptual y lo profundamente significativo. Entre sus piezas más destacadas se encuentran, La Nona Ora (1999), sobre el Papa Juan Pablo II, Him(2001), sobre Hitler, o America (2016), con un inodoro completamente funcional hecho de oro de 18 quilates.
Por su parte, Sun es una de las figuras más enigmáticas del mundo tecnológico y financiero. De 34 años y ascendencia china, se hizo multimillonario gracias a una de las principales plataformas de criptodivisas. Su interés por el arte contemporáneo es relativamente reciente, habiendo adquirido obras de Picasso, Warhol o Giacometti. Con Plátano, refuerza su imagen como un visionario disruptivo que desafía las normas tradicionales, tanto en el arte como en las finanzas.
Sun ha expresado su intención de comerse el plátano como parte de una experiencia artística única. Con su fortuna, esto es una chuchería más. Para él puede ser suficiente con la atención y la conversación provocada. Pero puede que también sea una inversión fantástica. Sun es conocido por conectar arte, tecnología y blockchain. Quizá planee convertir este plátano, fácil de digitalizar y viral, en un activo digital mediante la creación de un NFT (Token No Fungible) que represente la obra, utilizando la tecnología blockchain para garantizar su autenticidad y propiedad. El plátano pegado a la pared es, a primera vista, una broma simple, pero en el fondo encapsula algo profundo: el valor no reside en el objeto, sino en lo que colectivamente otorgamos.
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