Hubo presencias importantes, pero la protagonista de la recepción del Dos de Mayo fue la ausente: Cristina Cifuentes. Ángel Garrido, su sucesor en funciones, ni siquiera la mencionó en su discurso. Mal estilo. Con su silencio la convirtió, aún más, en maldita. Es comprensible que Rajoy no lo quiera confirmar como futuro presidente.

Hubo trazos reseñables: que acudiera Pedro Sánchez, quien pretende el apoyo de C's a Gabilondo; que fuera el también candidato Errejón, desmarcándose de la errada estrategia de Podemos el año pasado; y fue reseñable la presencia de Soraya y Cospedal.

La vicepresidenta ha acudido más veces, pero no la ministra de Defensa y secretaria general del PP. Cospedal se quedó sola en su defensa a Cifuentes y hace tiempo que mantiene una conocida rivalidad con Sáenz de Santamaría, a la que le gustaría ver candidata al Ejecutivo madrileño o a la Alcaldía para que deje de ser la mujer fuerte del Gobierno. Soraya calla y sigue en lo suyo, hacerse cargo de lo que le pida Rajoy. Lo de Cataluña no le ha ido especialmente bien y Cospedal arrecia en que debe dedicarse a la política madrileña con el argumento, seguramente cierto, de que con ella cualquier candidatura cuenta con un plus que la puede convertir en vencedora. Pero se nota que lo que pretende es alejarla del círculo más próximo a Rajoy.

El Dos de Mayo era un desafío para el PP. Sus dirigentes tenían que demostrar que sigue vivo en Madrid aunque Cifuentes haya caído de manera tan brutal que las encuestas auguran una debacle. Rajoy no pierde su espíritu de luchador, asume el muy mal momento, pero cree que en un año puede variar la situación, aunque para superar el fiasco tienen que darse muchas condiciones. La primera es acertar en la elección de los candidatos a presidir el Gobierno regional y la gestora regional; segundo, que los casos de corrupción no sigan avergonzando al PP y a sus votantes. Y hoy por hoy, nadie está absolutamente libre de sospecha.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios