La ventana
Luis Carlos Peris
El nepotismo se convierte en universal
Bajo la ineludible obligación de ganar, el Betis acude a una pequeña ciudad del norte de Chequia para enfrentarse al Mlada Boleslav, un equipo que ocupa actualmente el décimo lugar en la Gambrinus y que no gana de local desde el 11 de agosto, fecha en que se impuso al hoy colista Ceske Budejovice. Además las previsiones presupuestarias contemplando su ruta hasta las semifinales de la Conference aumentan la obligación de ganar.
Se trata de visitar un escenario que es uno más de los muchísimos que conforman el panorama futbolístico continental. La proliferación de competiciones se une al mapa geográfico nacido de la demolición del Muro de Berlín para encontrarnos en el camino a demasiados equipos de medio pelo. Y esta cuestión puede mover al exceso de confianza, algo que el Betis lleva pagando casi anualmente y que este año afloró en las citas de Varsovia y en Heliópolis con el Copenhague.
Y junto a esto, el aluvión de bajas, más cualitativas que cuantitativas, y que tanto están lastrando el rendimiento del equipo. Algo que hizo su aparición más notoria el pasado sábado en Valencia. Lo de Valencia, aquel apagón de sólo seis dramáticos minutos, ha herido con profundidad, lo que mueve a la preocupación ante lo que se le viene encima. Y es que la cita continental de hoy en la República Checa es el preludio de dos muy amenazadoras, la de Anoeta y recibir al Barça.
Tiene el partido de esta noche carácter de efeméride, ya que el Betis alcanzará el centenar de partidos europeos desde aquel debut en septiembre de 1964 con el Stade Français en la extinta Copa de Ferias. Y eso de cumplir los cien choques continentales es agua que no mueve molino, pero la obligatoriedad de ganar se hace aún más latente. Será en el Mestsky Stadion, un recinto para sólo 5.000 almas, lo que también debe dar idea de cuál es el potencial del contrincante.
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