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Espadas interviene este domingo en un mitin en Sevilla ante la mirada del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Espadas interviene este domingo en un mitin en Sevilla ante la mirada del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / Joaquín Corchero / EP

Centrifugados

Todo parece conjurarse contra Espadas, quizá por aquello de a perro flaco. Tras anunciar un viraje al centro para reconquistar el espacio de las mayorías en Andalucía, ayer viene Sánchez y le inaugura en Sevilla la campaña turbopopulista de El Gobierno de la gente, de ecos muy podemitas, para acusar  a los rivales de estar al servicio de los poderes oscuros. Por ahí se va al peronismo, no al felipismo. Aunque Sevilla sea la mayor alcaldía socialista, Espadas ya hubiera preferido que Sánchez no regresara tan pronto tras el desastre electoral del 19J en el que tanto pesó Frankenstein con sus destrozos, o sea, los pactos con Esquerra y Bildu. Espadas trata de rearmar un proyecto desarbolado en Andalucía pero Sánchez va a lo suyo. Para Sánchez, el proyecto es él.

Y todavía Espadas tendrá que lidiar el marrón del indulto a Griñán, en el que Sánchez actuará según le interese a Sánchez, no a España, al PSOE, a Andalucía o incluso a Griñán. Aunque Espadas ha acertado a marcar distancias acogiéndose a los estatutos del partido, al parecer estos no rigen para los demás. Crece la barra brava de indultistas –oé oé oéeeeee– y antes o después  estallará el agravio de los otros condenados por el mismo delito. ¿Humanidad sólo para los número uno? ¿Y blanquear el agujero negro de los ERE frente a casos como Pacheco en su castillo de If por contratar a dos asesores? Nada parece ayudar a Espadas a tomar las riendas e imponer su impronta. Más allá de las gracietas de María Jesús Montero viralizadas en las redes como una caricatura de Omaíta, ahora Susana Díaz emprende un podcast para compartir sus ideas sobre cómo cambiar las cosas. ¿Las cosas no habían cambiado ya? ¿O espera ella que pueden volver a cambiar?

Juanma Moreno, en el Palacio de San Telmo Juanma Moreno, en el Palacio de San Telmo

Juanma Moreno, en el Palacio de San Telmo / Julio Muñoz / Efe

Juanmismo

El pulgar del presidente sigue trabajando a destajo. Sube y baja, sube y baja. Continúan los nombramientos iniciados en julio llenando páginas del BOJA, desde los consejeros, viceconsejeros, secretarios, directores generales... hasta las delegaciones, consejos, órganos, y suma y sigue. También baja el pulgar, caso de Virginia Pérez, número 1 del PP de Sevilla con una fecha de caducidad más corta que un Danone. Se le acusa de deslealtad como mamporrera de García Egea, pero ¿por qué esta vez iba a ser una excepción? Su currículum de deslealtades es muy sólido. En fin, y así sigue el pulgar del presidente, subiendo y bajando, con riesgo serio de una tendinitis.

El BOJA, más que la fachada San Telmo, es lo que proporciona la perspectiva real del poder. E inevitablemente el poder andaluz va adquiriendo una pátina personalista. Hace cuatro años, aquel gabinete de coalición PP-C’s apoyado en Vox era el Gobierno del Cambio, y ahora es el Gobierno Moreno sin más. Incluso la salida de Elías Bendodo, que era a la vez el Talleyrand y el Fouché del presidente,  acentúa esa percepción. Sin duda Antonio Sanz ocupará espacios de poder, pero el marchamo presidencial ha aumentado. El presidente andaluz anunció que se proponía gobernar como si no tuviera mayoría absoluta, que es otro privilegio de tener mayoría absoluta. Otro más.

Macarena Olona, en el Camino de Santiago Macarena Olona, en el Camino de Santiago

Macarena Olona, en el Camino de Santiago / Eliseo Trigo / Efe

Estafa

Macarena Olona, andaluza a tiempo parcial, ha dicho al llegar a Santiago: “España merece todo”. Pues sí, pero Andalucía no merece menos. Y el plantón que ella ha dado a los andaluces a la primera de cambio, apenas dos semanas después de constituirse el nuevo Parlamento, ahora se percibe como una estafa en toda regla. Para su problema de salud, que merece el respeto y la empatía de cualquier problema de salud, lo lógico era una baja, no una espantada. Apenas pasadas las vacaciones, ya estaba repuesta y en camino hacia Santiago tras cruzar Andalucía sólo de paso, como Cees Nooteboom. Olona ha sido andaluza de empadronamiento y faralae, o más exactamente de empadronamiento fraudulento y farolae impostado. La salud le ha servido de coartada. Del tiroides te repones; de la ambición desleal, no. Ahora, ante el Obradoiro, anda especulando con sus planes y disculpándose con Andalucía, a donde tendrá difícil volver incluso para vacaciones, no digamos para encabezar una lista electoral. Se ha pasado de lista. Como dirían en la tierra de sus mayores, qué pollas de jubileo ni pollas.

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