Apenas unas horas antes de que comenzara el congreso del PP, se ha confirmado que en el Consejo Local de Hermandades y Cofradías también habrá dos candidaturas. Antonio Piñero, que fue vicepresidente con Sainz de la Maza, confirma que se presentará. Ya lo había anunciado, a bote pronto, Francisco Vélez, que fue tesorero con Sainz de la Maza. Por consiguiente, en las elecciones de noviembre, competirán dos hombres que aún pertenecen a la misma Junta Superior, y que formaban parte de la candidatura que ganó las anteriores elecciones (raspando, raspando) a la lista encabezada por Enrique Esquivias.

Se puede considerar que la lista continuista es la de Antonio Piñero. Ha anunciado al actual secretario, Carlos López Bravo, como aspirante a vicepresidente en su lista. Se da por descontado que también se integrarán con Piñero algunos delegados de día de Penitencia, que no tenían ganas de irse a casa por culpa de un asunto personal del anterior presidente.

Por su parte, Francisco Vélez, también puede ser considerado continuista, si se valora que lleva dos décadas en el Consejo, donde ha adquirido probada experiencia y ha administrado las cuentas en los últimos años. Sin embargo, no es continuista, en el sentido de que ha tropezado con algunas decisiones de los cargos generales y se mostró en contra de ciertos proyectos. En los últimos días se ha especulado con la posibilidad de que sea apoyado por una parte del sector de Penitencia que la última vez votó a Esquivias, y que se sumarían a un respaldo mayoritario entre las hermandades de gloria y las sacramentales puras, con cuyos delegados va a contar. Pero también es verdad que no todos los hermanos mayores se dejan teledirigir por sus delegados, ni votarán en bloque.

En estas elecciones también ocurrirá como en las del PP. Se sabe, por experiencia, que entre 20 y 40 hermanos mayores mantienen la costumbre de prometer el voto a ambos candidatos. Así entran a las votaciones como Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, viéndose ganadores. Y, al final, hay un vencido. La votación de 2016 fue reñida, pero no vale como test.

Las dos candidaturas en el Consejo ya se ven como lo más natural. Ha ocurrido igual que en algunas hermandades, cuando en una junta surgen dos candidaturas por el contraste de pareceres. A partir de ahí, se crea una división de las personas, que salpica a las hermandades.

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