TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

La Cámara de España, el Consejo General de Economistas y Faedpyme, presentan la encuesta Impacto económico de la Covid-19 sobre la pyme en España, con empresas de todas las comunidades, de la industria, construcción, comercio y servicios. Las primeras ideas que saco son: la dimensión de la empresa es reducida, sólo el 10% del total tienen más de 50 trabajadores; faltan en España empresas jóvenes, pues la antigüedad es de media 30 años; la gestión se circunscribe excesivamente al ámbito familiar, 72%; la edad media del director, 52 años, deja fuera el talento joven innovador; y peor aún, sólo el 19% son mujeres, lo que resta diversidad, que viene asociada con un buen gobierno de la empresa.

En segundo lugar, estas empresas recurren poco al teletrabajo, sólo el 14% lo utiliza; únicamente el 15,6% vende on line; y poco más del 24% realizan ventas internacionales. Las ventas de la mitad de las microempresas caen en 2020 respecto a 2019; sin embargo mantienen el empleo, pues o desaparecen o no pueden prescindir de personal. En una escala de 1 a 5 los cambios operativos que han hecho las empresas, como bajadas de precios, cambios en la oferta, o subcontratación, son escasos, y se mueven entre 1,5 y 2,7; aunque están por encima de 3 en mejoras de procesos, gestión, organización y ventas.

Una tercera idea esperanzadora es que las políticas del gobierno han sido positivas, pues las empresas acogidas a ERE/ERTE, el 44% del total, son las que peor situación tenían en todos los indicadores. Igual ocurre con el impulso al crédito para circulante a través el Instituto de Crédito Oficial, pues del 56% que piden financiación, el 80% la obtienen en condiciones similares a las habituales. Las expectativas para 2021 mejoran sustancialmente, y cuando se les pregunta a las empresas por su situación respecto a los competidores, siempre están por encima de 3 sobre 5 en calidad del producto, rentabilidad, o menor absentismo laboral. Esto es imposible, pues todos no pueden estar mejor que todos, pero es buena señal de optimismo y confianza de cada uno en su empresa.

Tiene poco que ver con lo anterior, pero en la exposición organizada por Ricard Bru sobre los prodigiosos ceramistas Josep Llorens Artigas y Hamada Shoji, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, recordamos cómo en los tristes años 50, Artigas, entre otros, viaja a Oriente y transforma el arte y la industria de la cerámica, introduciendo en España el gres, material muy resistente, y el diseño de los hornos de leña japoneses, que cuecen a 1.300 grados. Estas innovaciones -como dice Matilde Arias- rompen con nuestra cerámica tradicional, y crean vidriados, esmaltes y texturas en objetos más naturales, funcionales y sencillos. Hamada, que fue declarado en su país "tesoro nacional viviente", tenía un taller de producción masiva, pero nunca firmaba sus obras principales, lo que daba pie a imitaciones y falsificaciones para desesperación de los coleccionistas. Uno de ello le pidió por favor a Hamada que firmara sus obras, pero el maestro le contestó: "Pienso seguir sin firmar, pues nada pierdo y mucho gano. De aquí a unos años todas las piezas buenas de mis imitadores me serán atribuidas a mí, y las malas mías les serán atribuidas a ellos. Vea usted si no es negocio…"

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