Análisis

Gumersindo Ruiz

La conquista de la modernidad empresarial

Como otras conquistas que suponen un esfuerzo en el tiempo, los empresarios también han tenido que buscar nuevas formas de emprender, adaptándose a su entorno y modificándolo. Y además, con la conquista interior que es reflexionar sobre mejores prácticas empresariales, y su aplicación. Todo ello tiene quizás más mérito en la pequeña y mediana empresa, por la dificultad de sobrevivir en el día a día, y buscar un hueco para impulsar un pensamiento de responsabilidad empresarial.

La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) celebra su 40 aniversario, que por la sintonía que hoy existe entre las confederaciones empresariales en torno a la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), es un acontecimiento que se proyecta a toda nuestra comunidad. De la misma manera, muchos dirigentes andaluces pueden verse reflejados en las trayectorias de quienes han presidido la CEM en las últimas décadas. Tuve ocasión de conocer a Manuel Martín Almendro, que en una época de recelos hacia la actividad empresarial, y de los empresarios hacia la nueva política, supo valorar el perfil profesional del recién llegado consejero de Economía, Julio Rodriguez, y de su equipo, y establecer unos vínculos que se fortalecerían con Alfonso Sánchez Pinilla, Juan Jiménez Aguilar, y se consolidaría definitivamente con José María Flores, cuya inteligencia y carácter abierto abrió vías insospechadas al diálogo social y político. Después vino Vicente García Martín, que se identificará siempre con el desarrollo de la responsabilidad corporativa en todas sus facetas. Y desde hace unos pocos años, el actual presidente, también de la CEA, Javier González de Lara, es el referente de la modernidad empresarial, en tiempos donde es difícil pensar sobre el futuro, estando en el presente.

He visto en el Índice de competitividad regional, que elabora el Consejo Económico y Social de la región de Murcia, y el Consejo General de Economistas, que aunque Andalucía no sale muy bien parada en los indicadores -entorno económico, infraestructuras básicas, capital humano, mercado de trabajo, entorno institucional, e innovación-, no está mal en el de Entorno empresarial, donde se mide el tamaño de la empresa, la exportación, el valor añadido de sectores clave, la facilidad para hacer negocios, el dinamismo emprendedor, las mujeres empleadoras, la variación de la productividad real, y la variación del coste laboral unitario.

De diecisiete comunidades somos los octavos, y a corta distancia de tres que están delante. La dinámica de nuestro entorno empresarial es pues un atributo destacado de esta conquista.

Termino con un pequeño apunte que caracteriza la etapa actual de Javier González de Lara. Para mí la modernidad siempre ha sido pensar hacia el futuro. Sin embargo, hoy podemos descorazonarnos ante la disrupción permanente e imprevisible a que está sometida la empresa; o bien confiar en que los prodigios tecnológicos abran vías a la productividad y el progreso social compartido. Por eso es tan importante contar con personas de buena voluntad, inteligentes y capaces, no ya en el ámbito de la empresa, sino en todas las instituciones sociales con las que conjuntamente evoluciona.

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