Análisis

FÁTIMA DÍAZ

Una convocatoria a medias

La huelga feminista afectó a la parrilla, sobre todo por el paro de las 'reinas de las mañanas'

Las cadenas se quedaron a medias el jueves, 8 de marzo, una jornada histórica por celebrarse la primera huelga feminista en nuestro país. Informativos sin mujeres, programas cancelados y presentadoras sustituidas por hombres. Pero la convocatoria, pese a su masivo seguimiento y su éxito -aunque sólo sea porque era imposible poner la televisión sin percibirla-, se quedó también a medias. No basta con que las mujeres se pongan en huelga, lo suyo hubiera sido una huelga general por la equiparación, es decir, contar con el apoyo masculino. La excepción televisiva: Joaquín Prat, quien prefirió no ponerse frente a las cámaras en lugar de Ana Rosa Quintana y la franja matinal de Telecinco tuvo que llenarse con refritos de La Voz Kids.

Ana Rosa, quien en principio anunció que pararía el programa para acudir a la concentración y leer un manifiesto, optó sorprendentemente por cancelar su espacio. Lo anunciaron en redes sociales sólo quince minutos antes. Con ella, su equipo en bloque, también hombres: presentadores, colaboradores, cámaras, todos. Como debería haber sido, no sólo en la tele, en toda España. El feo que le hizo Albert Castillón a Susanna Griso en Espejo Público, en Antena 3, era previsible. Y con él, lo mismo pero al revés que en El programa de Ana Rosa: colaboradores, tertulianos y demás. Y no sólo eran hombres.

Los de Atresmedia no se quedaron ahí. Antonio García Ferreras, tan reivindicativo él, se vistió con camisa morada, pero sí estaba. No sabemos si Ana Pastor lo mandó esa noche a dormir al sofá (¿¡) Karlos Arguiñano montó su particular espectáculo con un cartel en el que se leía: "Sin nosotras se para el mundo", y se puso unas gafas moradas.

RTVE se sumó a la huelga colgando el rótulo "Por la equiparación"; pero sólo se pudo ver por la mañana, por la tarde desapareció, y volvió por la noche. También un lío. María Casado logró asimismo que La mañana no se emitiera; en su lugar, reposiciones de Españoles en el mundo. Corazón tampoco se dejó ver y lo de Canal Sur aún fue mas visible: pantalla en negro, directamente, a algunas horas.

En fin, un caos en la parrilla, fundamentalmente en la franja matinal, que no le pasó desapercibido a ningún espectador. Aunque esta revolución femenina tendría que haber sido de todos, no sólo de las mujeres. El feminismo, como dice acertada la cantante Bebe, tiene tantas vertientes hoy en día y, con todo, se está quedando "desfasado". No puede convertirse en una lucha contra los compañeros masculinos; no puede ser una huelga de la mitad de los españoles (¿qué es eso de colgar los 'delantales'?, ¿en qué siglo vivimos?); no podemos quedarnos a medias. A medias, no llegaremos nunca a nada. Tenemos que trabajar, o ponernos en huelga, pero todos/as unidos.

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