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Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

El fútbol no es un estado de ánimo

Con Sampaoli fluye otra energía en el Sevilla, pero si los jugadores no llegan antes a la pelota...

Si el fútbol fuera un estado de ánimo, Luis Enrique Martínez tendría que ir pensando en llevarse al Mundial a Churripi, el portero del Burgos, que hoy se siente imbatible. No ha encajado un solo gol después de nueve partidos y ha batido el récord de minutos con la portería a cero, desde el comienzo de una temporada, de un equipo de LaLiga.

Jorge Sampaoli ha vuelto a Nervión dispuesto a colonizar las mentes sevillistas. En espera de plasmar su manual táctico, ha pulsado la tecla anímica. Y de momento, ha insuflado otro aire al equipo. Olía a cerrado en el vestuario del Ramón Sánchez-Pizjuán y el menudo e impetuoso entrenador de Casilda se ha apresurado a abrirlo de par en par. La nueva dinámica la personaliza Marcao, que se ha levantado de la cama sin sábana bajera y ha aprovechado la apertura del vestuario para entrar, vestirse de futbolista y empezar a jugar.

El área técnica del entrenador era para Lopetegui el mismísimo purgatorio. Enfocarlo era ver a un ser doliente camino de un valle de lágrimas. Llegó a un punto en que era una bomba de energía negativa que no presagiaba nada bueno.

Y Sampaoli, de momento, ha cambiado el purgatorio por un ring y con su ropa de dos tallas menos y su mirada hosca busca pelea con todo lo que tenga alrededor. No va a perder el ceño fruncido mientras haya partido, como si se tratara de un romano en un paso de misterio, pero es su modo de que ninguno de los que tiene a su mando baje la guardia. Y la energía que fluye al campo ya es otra.

Pero vuelvo al punto de partida: el fútbol no es un estado de ánimo. Valdano escribe muy bien, pero nos ha vendido más de una moto. En el fútbol, la moral y la confianza son aditamentos, pero la miga está en tener piernas para llegar antes al balón. Sin eso, sobra la voluntad. Sampaoli dice que no es problema de físico. Qué va a decir, ¿va a airear los propios defectos? A ver quién le compra esa moto.

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