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Diez negritas

Diez negritas

La política andaluza parece tener un guionista dotado de un gran sentido del humor y un buen dominio de los efectos narrativos. Otra semana sin respiro, desde las primarias calamitosas de Ciudadanos a la noticia de que Espadas debe dejar de inmediato la alcaldía después de anunciar que permanecería hasta el 7 de enero. En el Parlamento ha habido risas y lágrimas. ¿Quién recuerda, a la altura del domingo, las primarias de Ciudadanos del martes? Lo de menos es ya la dinámica en la que el PSOE acusa al PP de su alianza con Vox, el PP a Vox de apoyarse en el PSOE, y Vox acusa al PP de echarse en brazos del PSOE. Competir a ver si tus votantes son más tontos que los demás es una estrategia peligrosa. Eso sí, la geometría es tan variable –ley del Suelo con casi todos, presupuestos con nadie, Agencia Trade con la izquierda, decreto de simplificación burocrática con la derecha o...– que parece política del metaverso. Sus señorías, en fin, van necesitando la tregua de Navidad, como en los campos de Yprés aquel invierno de 1914. Nada más disolvente que dejar que la política se convierta en el mayor espectáculo del mundo, que era la promesa del circo para atraer al público. Pero pasen, señores, pasen y vean.

El enredo de Espadas

Hace seis meses que Juan Espadas viene elaborando su hoja de ruta, en la que su salida de la alcaldía de Sevilla marcaría un hito clave. Han sido 27 semanas para diseñar la hoja de ruta, 135 días laborables, más de mil horas regladas de trabajo de cada miembro de su equipo, en un partido con una maquinaria mítica. ¿Nunca pensaron en el factor de la legalidad? Todavía un mes atrás, después de cinco en proceso, hicieron el movimiento del Senado y rectificaron, algo vergonzantemente, con la coartada de recalcular al milímetro sin precipitar nada. Se trataba de lograr las máximas garantías al dejar el Ayuntamiento. Y después de todo eso, 48 horas después de comunicar finalmente su hoja de ruta, con todo detalle, se le desmorona el plan y ha de salir precipitadamente por exigencias legales. Si te dicen que se lo ha diseñado Susana Díaz...

Los problemas de Ciudadanos

Juan Marín ha ganado las primarias con solvencia. Por supuesto, hubiera ganado las primarias de calle sin el error de convocar en el puente, de forzar un calendario anómalo y apretar las tuercas al sistema. Carrillo no iba a sacar más votos por aguardar tres días; y no se diga esas otras candidaturas que apenas han tenido dos o tres papeletas de apoyo. La victoria de Marín con el 58% provoca reacciones en las redes entre la ironía y el mal gusto, y no sólo de Vox en su cuenta parlamentaria. A ver, Espadas arrasó con un 55%, y Pedro Sánchez fulminó con el 50%... algunas valoraciones de ese 58% resultan sencillamente ridículas. Sí, hay pocos militantes, o poquísimos; claro que eso, con diferencias obvias, sucede en todos los partidos. Ciudadanos necesita que su principal problema deje de ser Ciudadanos. A corto plazo, parece claro que van a reemplazar la marca por Liberales, omnipresente ya en sus actos públicos. Pero no bastará con cambiar la marca.

Andalucía, clave para Cs

Arrimadas ha presentado la Fundación de los Liberales Españoles, y anuncia que en la presidencia habrá un diputado andaluz: Guillermo Díaz. Los periodistas del Congreso han destacado a Díaz como diputado revelación, una distinción que se ha ganado a pulso con discursos lúcidos y apasionados –Arrimadas dijo de él, sin equivocarse, que es “culto y valiente”– sobre todo frente a los nacionalistas, que ya lo han marcado.En Ciudadanos aspiran a conectar con los Liberales europeos, y recuperarse como tantos partidos liberales después de una travesía del desierto. En Alemania vuelven al Gobierno; en Reino Unido han tenido una victoria simbólica en North Shropshire sobre Boris Johnson. Son partidos menores pero interesantes. A diferencia del votante de la derecha y la izquierda, y tanto más de la extrema derecha y la extrema izquierda, el electorado liberal castiga mucho los errores. Este carácter crítico se debe, más allá del nivel de formación, a que es un votante menos ideologizado y sectario. El futuro de Ciudadanos es incierto; a corto plazo, será duro. Tendrán que resistir, y salvar la presencia en el Gobierno andaluz es una de sus tablas de salvación.

Pro-vox-caciones

Vox felicita a Marín tras el resultado desde su cuenta oficial: “Enhorabuena Juan Marín. Vivirás en primera persona el hundimiento de Ciudadanos en Andalucía [emoticono de carcajadas]”. Vox se maneja con habilidad en ese terreno provocador y faltón, con mensajes buscabocas que su clientela jalea. Desentenderse de las correcciones políticas da mucho margen. Y pensar que de aquí a unos meses pueden sentarse Juan Marín y Manuel Gavira, o Macarena Olona, en el mismo Gobierno. Es tan verosímil, que para Juanma Moreno debe de ser una pesadilla. De hecho, es ya la pesadilla que se muerde la cola en los sondeos.

Negacionismo provacuna de Vox

Vox coquetea con el discurso negacionista. Forma parte de la estrategia de voto segmentada: voto taurino, voto de caza, voto... negacionista y libertario. Una parlamentaria, por añadidura sanitaria, define el pasaporte Covid como “documento restrictivo pseudocientífico que puede agravar incluso más los contagios”. Manuel Gavira confiesa que sí se ha vacunado pero, explica, sólo por proteger a sus hijos. Su mensaje parece querer evidenciar que ha hecho algo en lo que no cree sólo por amor a sus hijos; pero en realidad es de las mayores confesiones provacunas que se han hecho, porque cree tanto en la eficacia de las vacunas que no ha dudado en romper la lógica del partido para proteger lo más sagrado, que son sus hijos. Otra maravillosa paradoja: negacionismo provacuna.

Aguirre y la herencia recibida

El Gobierno va a llegar al final del mandato con el argumento de la herencia recibida. Jesús Aguirre, después de recordar que al concluir los contratos Covid se mantuvo el 100% de la Atención Primaria, e inclusos se ha incrementado un 20%, se lo recordaba a una diputada socialista: “Señora Pérez, usted, como siempre, con su idea catastrofista y con el lema de cuanto peor, mejor, pero actualmente hay, para que usted lo sepa, 410 médicos de familia más que en el año 2019. Imagínese si me voy al año 2018, que era suyo... ”. La oposición quizá debería replantear sus interpelaciones parlamentarias, y afinar los enfoques, porque efectivamente el argumento de la herencia recibida es ventajista, pero también puede ser muy poderoso. Si te las ponen como a Fernando VII, es difícil resistirse.

Un gesto de humanidad

El socialista Juan Pablo Durán, en una interpelación parlamentaria sobre la ratio en las aulas, se declara feliz por ver al consejero de Educación más recuperado de su enfermedad (“¡fuerza y ánimo! que lo vamos a superar, seguro, Javier, seguro”), uniéndose a él en la primera persona del plural, que tantas veces falta en la política hecha a golpe de Nosotros vs Ellos; y que volvió a usar al referirse a la política educativa (“hagamos juntos esta reflexión y a ver si llegamos a alguna conclusión entre los dos”). Javier Imbroda no puede evitar el llanto tras decir: “Muchas gracias, señor Durán, me emociona usted....”. La política es confrontación, pero la confrontación no excluye el respeto y tanto menos la humanidad. Parece una obviedad, pero, ¿por qué, entonces, es cada vez más una rareza?

¿Y si no hay fiestas de primavera?

Elías Bendodo respondía esta semana sobre las fiestas de primavera: manda ómicron. No es cuestión de voluntad política sino del virus. Va de suyo que lo primero es la salud pública; y en efecto, mientras ya se comenzaba a instalar la Feria de Sevilla, todo vuelve a la casilla de la incertidumbre. Recuperar las fiestas tiene impacto económico pero también un gran impacto emocional. Por añadidura, tendrá impacto electoral. En la elección de la primavera se contaba con el regreso a la normalidad y la celebración de Carnavales, Semana Santa, Feria de Abril, Feria de Jerez, Patios de Córdoba, Rocío, Corpus de Granada... Se contaba con la recuperación de la alegría dos años después. Ahora hay que volver a medirse con la fatiga pandémica, la presión sanitaria, la incertidumbre. En las fiestas de primavera no manda Moreno sino ómicron.

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