La ventana
Luis Carlos Peris
Recital de desafueros
Entramos en noviembre, el mes más triste del año y lo hacemos con la confirmación de que otro año más Halloween derrotará al Tenorio. Es la cruda realidad y la constatación de que la novelería tiene en esta sociedad campo abonado. Pasamos del cuan gritan esos malditos en la Hostería del Laurel a la reencarnación de muertos vivientes bajo los disfraces más espantosos. El invento venía del extranjero y como todo lo que viene de allende nuestras fronteras lo fuimos aceptando hasta su arraigo más firme. Para más inri de los muchos inris que se nos antojan, esta celebración también se fomenta en los colegios, incluso en los religiosos, con lo cual se le mete por vía venosa a los niños esta espantosa celebración. En nuestras lejanísimas niñez, juventud y adolescencia eran las andanzas de Don Juan y las debilidades de Doña Inés bajo las arteras maniobras de Brígida lo que llenaba de contenido este mes de los Difuntos. Pero la deriva a peor suele ser inevitable y ahí tenemos un nuevo Halloween, otro más.
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