Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Las intenciones de Xi Jinping

El analista de Credit Suisse, Zoltan Pozsar, ha publicado un nuevo artículo, que ha tenido una gran repercusión en la prensa financiera internacional. Afirma que la reciente visita del presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudita marca el comienzo de una nueva era monetaria en la que el dólar perderá su papel como moneda de reserva mundial. Y esto se conseguirá en gran parte por la transformación que se está produciendo en el orden energético mundial, en el que "el comercio mundial de petróleo se está desdolarizando de forma lenta, pero segura".

Compara este encuentro con el que mantuvieron en 1945 el presidente de EEUU, Franklin Roosevelt, con el rey Abdul Aziz Ibn Saud. Por aquél entonces, dice Pozsar, EEUU estaba lidiando con "un Medio Oriente que acababa de comenzar a desarrollarse". Occidente se estaba asegurando el flujo de petróleo de los estados árabes a cambio de seguridad a través de armas y estabilidad de ingresos. Pero ahora las relaciones entre EEUU y Arabia Saudita están tensas, porque los estadounidenses producen gran parte de su propio petróleo. Sin embargo, China importa grandes cantidades de petróleo de la región del Golfo, y además también está dispuesta a invertir, por ejemplo, en tecnología e infraestructura. Por supuesto, quiere imponer que todas las transacciones se realicen en yuanes.

Todo esto no se lo saca de la manga Pozsar. Son los planes que Jinping expresó claramente, no cuando se reunió con el presidente saudita, sino en su discurso posterior ante el Consejo de Cooperación China-Golfo, ante todos los líderes de la zona. Afirmó que durante los próximos tres a cinco años, quiere cooperar con ellos en la extracción de grandes volúmenes de petróleo crudo, reforzar la cooperación en el sector upstream (servicios de ingeniería) y downstream (almacenamiento, transporte y refino). Además, ofreció que la plataforma Shanghai Petroleum and Natural Gas Exchange se utilizara por completo para la liquidación de renminbi (yuanes) en el comercio de petróleo y gas. Incluso propuso iniciar una cooperación de intercambio de divisas y promover el yuan digital.

Lo que les propone Jinping es que se emancipen. Que adopten el modelo "de la granja a la mesa", esto es, que no sólo vendan el petróleo crudo, sino que desarrollen además todas las actividades necesarias posteriores de alto valor agregado. Este nuevo paradigma, evidentemente, sería desfavorable para el mundo occidental, que ahora se encarga de estas tareas. Pero es el proceso lógico. Aquí en España hemos defendido hasta la saciedad que no se limitara a vender el aceite de oliva o el vino a granel y que fueran otros países los que desarrollaran la industria sobre estas materias primas.

China incita a los países de Oriente Medio a abordar este paso, y está dispuesta a regarlo con financiación. Ese mismo método, ofrecer financiación para el desarrollo, por ejemplo, en infraestructuras claves, lo está utilizando en numerosos países de África, Asia y América del Sur. Y potenciar el uso del yuan es el objetivo que subyace. Ante este panorama, la respuesta de los países occidentales pasa por acelerar su independencia de los combustibles fósiles, potenciando las energías verdes.

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