Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
AR matinal
Son tardes éstas prenavideñas en las que se agradece la cita más o menos tumultuaria. Y el agradecimiento a algo tan molesto como es la aglomeración de personas estriba en la causa, en lo bien que le sienta al espíritu acudir a la presentación de un libro. La presentación de un libro, aclaro, que tenga el tirón taquillero que tuvieron los dos últimos a los que acudí. Sevilla.El pretérito perfecto que ha bordado Ignacio Camacho y esa prolija forma de explicar las puertas que tuvo Sevilla en el documentado Veintitantas maneras de entrar en Sevilla de Juan Miguel Vega han sido un prodigio de afluencia, en Caja Rural el primero y en Pilatos el de antier. Clima cálido en dos ágoras culturales con la posibilidad de encontrarse uno con amigos de siempre a los que apenas tenemos la oportunidad de ver, todo muy de agradecer.
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