La ventana
Luis Carlos Peris
¿Para cuándo San Martín?
Profesionales del desorden y la algarada le han quitado credibilidad a la Flotilla, un invento bienintencionado con su carga de ayuda humanitaria, pero deslegitimado desde que se vio la alineación. Demasiados nombres muy significados en el mundo de la kale borroka o del secesionismo catalán para que aquello tuviese un mínimo de comprensión para la ciudadanía que anhela vivir en paz. Vivir en paz no significa que se esté cuestionando el compromiso contra la injusticia, que injusta a más no poder es la crueldad del líder israelí en su contestación a lo ocurrido hace dos años y un día. Los ataques del terrorismo palestino a un concierto musical y a un kibutz con un número monstruoso de fallecidos fue el origen de un conflicto que nos tiene a todos con las carnes abiertas por la actitud de Benjamin Netanyahu, el mayor creador de antisionismo conocido. Tenía razón de ser la Flotilla humanitaria, pero cuando uno repasa la alineación y los símbolos empleados, la cosa deja de merecer la pena.
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