No hay números feos

Más feo era el 00155, que no ha salido. A ver qué dicen ahora aquellos senadores

Los sorteos del Gordo de Navidad cada año son más raros. Ahora, con las maquinitas, reparten los premios a tontas y a locas. Van apareciendo décimos sueltos. También hay series aisladas por los puntos de venta: el segundo premio, a Dos Hermanas y a Sevilla, a Luis de Morales… Y los quintos por Amor de Dios, por Los Bermejales, por Asunción, por San Jerónimo… Y, al final, resulta que en Sevilla han tocado el segundo premio y dos quintos. Pero esto no es nada, si se comparan con los 129 millones que ha dejado el Gordo en Málaga.

En la provincia de Sevilla, donde ha tocado de verdad ha sido en Lebrija. Más de 10 millones de euros, correspondientes a un quinto premio, el 37872, que fue íntegramente vendido allí, sobre todo en participaciones por la Hermandad de Los Gitanos. Eso es lo más bonito del sorteo, cuando una hermandad reparte buenos premios. Y la gente baila (tampoco todo el mundo puede ser como Sara Baras), y se brinda con fino y moscatel de la tierra. O incluso con el cava catalán, como se hacía desde mucho antes de que Puigdemont se fuera a Bruselas y Junqueras a la cárcel.

Son más salerosos los premios tradicionales. A la gente le gusta comprar su décimo, con la Adoración de los pastores, de Murillo, precisamente. ¡Y qué clásico es comprobarlo en las listas largas de papel de los periódicos, como hacían nuestros abuelos! Eso sí que es lo clásico, más que un Madrid-Barcelona. Ya nadie se acuerda, pero el 22 de diciembre, en otros tiempos, los periódicos publicaban ediciones especiales, que se agotaban de inmediato. Y hubiera parecido cosa de locos convocar unas elecciones el día antes, para que le toque la lotería a Puigdemont, que vio las papeletas a distancia en Bruselas.

Por lo general, el Gordo siempre tocaba en Madrid o en Barcelona. A veces, en Sort (Lérida), o en Soria, para despistar. Ayer tocó otra vez en Sort. En la administración madrileña de Doña Manolita vendieron algo del primero y algo del segundo. Allí compran todos los guiris, como pasa aquí en El Gato Negro de la Avenida

Con la turismofobia se han lucido. Tantos días de cola en El Gato Negro, para que devuelvan 10 series del 00530 por feo. Se han perdido 600.000 euros. ¿Feo? La suerte de la fea la bonita la desea, según decía un refrán machista. No hay números feos. Más feo era el 00155, que no ha salido. A ver qué dicen ahora aquellos senadores del PP a los que tocó el cuponazo.

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