La semana pasada, el precio del petróleo alcanzó los 75 dólares el barril, el más elevado desde el año 2014. Justamente, uno de los factores que han contribuido a la salida de la crisis en los países occidentales ha sido el bajo nivel del precio de los hidrocarburos. España, en particular, es uno de los países europeos con mayor nivel de dependencia de las importaciones de petróleo. De haberse mantenido los precios como a principios de esta década, la recuperación de la economía española habría sido mucho más lenta y el pago de la deuda externa se habría ralentizado notablemente, al no haber sido posible un superávit por cuenta corriente tan elevado como mostramos.

En la formación del precio de los hidrocarburos intervienen varios factores. Al tratarse de un input fundamental para el desarrollo de la actividad económica, algunos son muy específicos y afectan sólo al petróleo, pero no a otras materias primas.

Un primer factor es, lógicamente, los niveles de oferta y demanda. Durante el último año y medio, las tensiones sobre oferta y demanda han provenido, de un lado, de la mayor demanda derivada del crecimiento económico a nivel mundial. Y por otro, por la reducción del stock de seguridad para abastecer la demanda, debido a los recortes en la producción por la OPEP y Rusia. Ambos factores han impulsado al alza el precio.

Sin embargo, no están claras las decisiones que adoptarán Rusia y Arabia Saudí -de hecho, el líder que marca la estrategia de la OPEP-. El Gobierno ruso no desea que el precio siga elevándose, porque daría entrada a gran escala a los productores de petróleo de esquisto de EEUU, lo que contribuiría a una reducción sustancial de los precios. Sin embargo, el Gobierno saudita persigue otros objetivos que van ligados a precios más elevados, especialmente en estos momentos que está preparando la salida a bolsa de la petrolera estatal Aramco. Cuanto mayores sean los precios, con mayor valor saldrá a bolsa.

Otros factores están relacionados con riesgos políticos. Trump ha vuelto a amenazar a Irán por el supuesto plan secreto para desarrollar armas nucleares. Si los lleva adelante, una reducción de las exportaciones iraníes provocaría un aumento significativo de los precios. Los mercados han descontado también este factor.

A esto hay que añadirle la catastrófica situación de Venezuela. En lo que va de año, la producción se ha reducido en casi un 30%. La falta de inversiones y el descontrol de gestión de la petrolera estatal venezolana está provocando el desplome de la producción. Este año, el país caribeño corre el riesgo de despeñarse en el abismo. Ni China les presta ya dinero.

Al contrario de lo que había venido sucediendo, el petróleo norteamericano de esquisto está conteniendo, pero no reduciendo, precios porque ahora la demanda está absorbiendo la totalidad de la producción a precios constantes. Además, están enfrentando serios problemas de infraestructuras para aumentar la producción, el transporte y el refino.

El mantenimiento, e incluso el alza, del precio del petróleo durante un periodo prolongado acabará afectando a la tasa de inflación subyacente, contribuyendo al objetivo de ligero aumento de los precios, en ambos lados del Atlántico.

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