El regreso de 'la Manada'

Este caso parece que depende de la ley de Murphy. Siempre pasa lo peor. Todo es horrendo

La puesta en libertad provisional de los cinco condenados por abusos sexuales en el caso de la Manada es escandalosa. Vuelve a llevar la indignación de las mujeres a las calles y deja en mal lugar a la Justicia. Devuelve el foco de atención hacia el origen sevillano del grupito, que deberá presentarse tres días a la semana, tras su salida en libertad provisional. Ya ha empezado el run-run en torno a Amate. Yo entiendo a las mujeres, pero también entiendo que este caso se le ha ido de las manos a todos y a todas, excepto a los abogados de los condenados, que conocen bien los entresijos legales. También tengo una duda: puede que las presiones a los jueces hayan servido para que decidan justamente lo contrario de lo que les exigían. Lo lógico hubiera sido prorrogar la prisión provisional, pero aquí todo es ilógico.

Curioso resulta que el cambio de voto para ponerlos en libertad haya sido el de la juez Raquel Fernandino. Ha sido una mujer la que ha decidido. El argumento de que no van a delinquir y no hay riesgo de fuga es una suposición. También se podría suponer que su currículum no les ayuda. Es decir, al soltar a Barrabás algunas veces se sabe que no estás soltando a Jesús.

También es curiosa la reacción en caliente de la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Su primera declaración fue blanda, cobarde y nada crítica. Se limitó a recordar las normas y decir que se debe avanzar en la "perspectiva de género" para las sentencias. Una chorrada políticamente correcta. Si estas declaraciones, en vez de una ministra socialista del feminista Sánchez, las hace el anterior ministro del PP, Rafael Catalá, se hubiera exigido de inmediato su dimisión. Por eso, Catalá fue listo al arrancarse la vez anterior. Aunque le ha servido de poco tras la moción de censura.

Este caso de la Manada parece que depende de la ley de Murphy. Siempre pasa lo peor. Ya todo es horrendo. Posiblemente, hubiera sido distinto con menos apasionamiento mediático. Esa es otra cuestión para reflexionar: ¿quién decide la prioridad de las violaciones mediáticas?, ¿por qué se fijan en unas mujeres agredidas y se olvidan de otras víctimas?

Este caso de los sevillanos de la Manada es muy grave, pero todavía más escandaloso me parece el de la chica presuntamente violada en Estepona por dos policías locales de uniforme, cuando estaban de servicio, no de vicio. Y se habla mucho menos de ese caso. No se sabe por qué.

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