EL 99 por ciento de los sevillanos querrían tener los problemas que aquejan al empresario Luis Portillo, llamado el hombre más rico de Andalucía. Las acciones de su grupo inmobiliario Colonial se han depreciado un 97,13 por ciento en un año, pero la compañía asegura que el valor de los activos asciende a 12.300 millones de euros. La deuda de Colonial representa un 66,8 por ciento del total de sus activos, es decir, unos 8.000 millones de euros, y la revista Forbes le calculó hace un año a Portillo una fortuna de 2.500 millones de euros. Esas son las magnitudes en las que se mueve Portillo, que ha cedido la presidencia de Colonial porque el mercado bursátil le ha dado la espalda y no confía en el efecto burbuja de su meteórica ascensión, desde Dos Hermanas al top ten de los más ricos de España.

Las acciones de Colonial, por los suelos de Portillo. Es el artificio en el que se mueven el valor y el precio en la ingeniería financiera del reino de los poderosos, donde igual te aúpan que te apuñalan. Los gestores de fondos de inversión se desmarcan del sector inmobiliario allí donde no lo ven claro. Y los principales socios de Colonial compraron títulos de la compañía con créditos que ya no pueden pagarse con plusvalías por la venta de esas acciones porque su valor se ha hundido. Del pelotazo al castañazo.

El principal mérito empresarial de Luis Portillo es comprar suelos y fabricar su revalorización. Dispone de al menos 3,5 millones de metros cuadrados edificables. Y el 60 por ciento de esos suelos los posee en la provincia de Sevilla, casi todos del término municipal de Dos Hermanas. Son una de las principales garantías para refinanciar a largo plazo los miles de millones de euros que le prestaron cuatro bancos extranjeros.

El 99 por ciento de los que en Sevilla han dado coba a Portillo para que sea su benefactor, ahora aguardan a saber cómo sale del atolladero, si triunfa o se estrella. Si vale lo que tiene o tiene lo que vale.