Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Acelerador y freno

Málaga ha sabido utilizar la cultura para reforzar su imagen mundial; para Sevilla es una tarea pendiente

En los últimos tiempos me ha tocado ir algunas veces a Málaga, reclamado en diversos foros, para certificar algo que uno está encantado de poder proclamar: la vieja rivalidad entre la capital de la Costa del Sol y Sevilla ha quedado atrás. El clima de recelo entre las dos ciudades con más peso poblacional y económico de la región está siendo sustituido por otro de colaboración y de mirar qué es lo que se ha hecho bien en cada sitio para poderlo trasladar al otro. Chovinismo cateto superado, o en trance de serlo, por el esfuerzo de alcaldes como Juan Espadas y Francisco de la Torre e iniciativas surgidas del ámbito privado como las de Civisur, la Fundación Cajasol o la Fundación Manuel Alcántara. Gracias al impulso de esta última y al apoyo de la penúltima esta semana se ha discutido en Málaga sobre la importancia de la cultura como hecho capaz de dar identidad e impulso a una ciudad.

Y ahí, concretamente en ese aspecto, desde Sevilla no nos queda otro remedio que mirar con envidia a nuestros vecinos. Porque lo que ellos han hecho es lo que a nosotros nos ha quedado por hacer. Málaga ha sabido utilizar la cultura como palanca de desarrollo gracias a una inteligente política de captación de las mejores marcas mundiales de museos que la han puesto en la élite europea en esta cuestión. Cuando un crucero llega a su puerto o un vuelo trasatlántico aterriza en su aeropuerto, los viajeros saben que tienen mucho más que sol, playa y espetos y que pueden llenar su ocio con una agenda que no tiene nada que envidiarle a las ciudades que juegan en la primera división mundial del turismo de calidad.

Aquí parece que nos hemos dedicado precisamente a lo contrario: la ampliación del Museo de Bellas Artes es una asignatura permanentemente suspendida, como la puesta en marcha de las Atarazanas y tantas otras. Si ustedes siguen la actualidad local sabrán que en los últimos meses el Arqueológico o el conjunto de Itálica han estado días cerrados porque no había personal para atender la taquilla y así se podría seguir casi hasta el infinito.

Pero más que flagelarnos conviene buscar las causas para poner soluciones y, aunque se pueden buscar múltiples factores que han movido a Málaga en una dirección y a Sevilla en la contraria, no es muy arriesgado concluir que han sido las propias sociedades locales las que han movido esas dinámicas. Mientras en el primer caso el impulso ciudadano ha actuado como acelerador aquí lo ha hecho como freno. Volveremos sobre el tema.

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