Habrá quien no esté de acuerdo, pero la decisión del Betis respecto a solventar el fútbol que se le priva al socio me parece correcta. Desde el punto y hora que quien quiera puede recuperar el dinero por el fútbol que dejará de ver, la decisión me parece adecuada. Y si hay quien opina que no está bien discriminar los partidos por su presunta importancia hay que recordar que no todos los encuentros tienen el mismo precio en taquilla.

El precio en taquilla es baremo adecuado para que el socio no le dé el mismo valor a un Betis-Celta que a un choque con el Madrid, el Barça o el Sevilla. Y como esos tres equipos que son considerados como los más taquilleros ya han pasado por Heliópolis, pues la operación parece sencilla. Otra cuestión sería si en el campo del Betis no se hubiesen celebrado esos choques con los presuntamente más taquilleros, que es lo que le ocurre a un importante número de clubes.

Ocurre también que el volumen de la masa social del Betis no es, por poner un ejemplo, la del Getafe, que se ha permitido regalarle a su cuerpo social el próximo curso completo. Sea como sea, la medida a tomar por culpa de este estado de cosas siempre levantará ampollas. Es muy fuerte el impacto económico que el confinamiento y el crujir de dientes está ocasionando en el fútbol y muy delicadas las decisiones a tomar por cada club con sus circunstancias.

Paralelamente, el prederbi ya va pareciéndose a lo de siempre, como si la nueva normalidad se quedase en normalidad a secas, la de toda la vida. Loren abrió el fuego, respondió Del Nido, atemperó Monchi y, cómo no, surgió tronante la voz de Joaquín Caparrós, de profesión animador de vísperas, para recordar que su sangre es roja y no como la del común de los mortales. Y la vida sigue, todo indica que habrá fútbol y que podremos hablar de fútbol y no de paralelismos.