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La crónica económica

Manuel Hidalgo

Acusaciones

EN el momento en que se imprime este artículo, España vive el primer debate electoral. Como la actualidad manda, fue exclusivamente un debate económico. Se enfrentaban en un lado el actual vicepresidente económico, Pedro Solbes, y en el otro, el número dos del PP por Madrid, y posible Ministro de Economía en caso de ganar este partido las elecciones, el ex consejero de Endesa, Manuel Pizarro.

Se habrá vivido en la noche de ayer (hoy para el que les escribe) un primer asalto a un tema que seguro que se va a convertir en el referente de estas elecciones. Por encima de otros temas como, por ejemplo el terrorismo, que parece pasar a un disputado segundo puesto, ha querido la casualidad que al coincidir la ralentización económica con las elecciones sea la economía la discusión más relevante y apasionada.

En estos últimos días, dos acusaciones de ocultación y maquillaje de datos ha ayudado a calentar aún más el debate. Por un lado, se ha acusado al Banco de España y a la patronal bancaria de ocultar información sobre los efectos de la crisis financiera en las cuentas de ciertos bancos y cajas de ahorros. Esta acusación, que nace en las islas británicas, ha sido incomprensiblemente apoyada en nuestro propio país por las declaraciones del número tres del Partido Popular. Las cifras, los datos y los indicios niegan de momento esta posibilidad. Mientras los bancos británicos están siendo intervenidos o fiscalizados muy de cerca, los españoles muestran cuentas de resultados que en estos momentos se perfilan sólidas y previsoras, con elevadas provisiones por posibles pérdidas y aún así con beneficios. Mientras los bancos de numerosos países acuden en masa a los préstamos del Banco Central Europeo (BCE), los españoles lo hacen pero con menor intensidad. Y en todo caso, si existiera algún problema financiero en alguna entidad bancaria no es positivo alarmar sin justificación. Si hubiera que intervenir se hará en su momento. En este tipo de acciones, el Banco de España tiene experiencia.

Por otro lado, se acusa al Instituto Nacional de Estadística (INE) de maquillar las cifras de crecimiento. Quizás las cifras presentadas por este organismo no estén acordes con la alarma generada en los últimos meses sobre la situación económica. La razón más probable de esta divergencia: el exceso alarmista. La caída del crecimiento entre el tercer trimestre y el cuarto ha sido de 3 décimas, del 3,8 al 3,5, mientras que en la Unión Monetaria Europea la caída ha sido casi similar, 4 décimas. Una revisión minuciosa de numerosos indicadores de coyuntura, algunos publicados por el INE y otros por otras instituciones, señalan dicha ralentización pero, en ningún caso, una recesión o caída mayor. Nuevamente la acusación es gratuita.

En definitiva, a medida que el 9 de marzo se acerca, la tensión del debate económico aumenta. Las acusaciones vienen y van. Sin embargo, esto no justifica que algunas de ellas se hagan gratuitamente sin considerar sus posibles consecuencias.

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