Curro recorrió en Rolls Royce y loor de multitudes la Avenida para celebrar su 25 cumpleaños. Quizás en ese momento muchos de los que estaban por el centro se enteraron de que el pájaro, la Expo y el sueño que vivió entonces Sevilla tienen ya un cuarto de siglo. La conmemoración oficial está pasando casi desapercibida, como si la ciudad no tuviera muchas ganas de mirar para atrás a la última ocasión en la que tuvo una importante inyección de autoestima. Sevilla hoy, por lo que parece, no tiene el cuerpo para muchas celebraciones más allá de las de precepto -léase Semana Santa y Feria- y a la Expo y a Curro prefiere decirle adiós con la mano.