Marzo llega a la tablas, que es una forma diferente a lo de ahogarse en la orilla pero da igual que da lo mismo. Se va marzo con sus idus, que este año han sido de armas tomar y lo que te rondaré, morena... o rubia, qué más da. Es un marzo que recordaremos mientras vivamos, que si el bisiesto lo acogíamos como siempre, con reparos, nunca en la peor de nuestras pesadillas hubiéramos pensado en un marzo como éste. Y eso que prometía una primavera espléndida cuando el Señor de la Salud se acompañaba de una multitud en su viacrucis por la Catedral. Quién iba a pensar en aquel primer lunes de marzo que las cosas iban a ser como están siendo. Inimaginables entonces y hasta increíbles ahora que nos martirizan sin posible marcha atrás. En fin que viendo la botella medio llena, imaginamos que quizás quede menos de suplicio. Adiós a marzo y a sus idus, adiós.