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La ciudad y los días

Carlos Colón

Agresores y agredidos

DOLORS Nadal agredida en Barcelona, María San Gil en Galicia, Rosa Díez en Madridý Ayer los consejeros de Presidencia y de Sanidad de la Comunidad de Madrid fueron agredidos en Parla. ¿Quiénes son los agresores y quiénes los agredidos? La segunda pregunta tiene fácil respuesta: los agredidos son políticos del PP y de UPD. La respuesta a la primera pregunta queda en una penumbra que deja ver los perfiles de los agresores y las banderas independentistas o republicanas que agitan, pero que no permite identificar claramente quienes los azuzan y envían.

Pero no pasa nada. En este país, el tópico quiere que la derecha sea agresiva, aunque sea la agredida, y antidemocrática, aunque se boicoteen sus actuaciones democráticas; y que la izquierda sea pacífica, aunque sea la agresora, y democrática, aunque boicotee los actos de sus opositores. Cuando la derecha habla, grita; cuando grita, aúlla; y cuando aúlla, golpea. Por el contrario cuando la izquierda golpea, se defiende; cuando aúlla o grita, se queja con fundamento; y cuando boicotea, defiende la libertad. He dicho que este maniqueísmo que sitúa toda la verdad y el bien en un lado, y toda la mentira y la maldad en el otro, es un tópico; es decir, un lugar común que no deja de tener algo de verdad. En este caso la porción de verdad que sirve para deslegitimar a la derecha está enterrada en el tiempo a una profundidad de 33 (franquismo), 72 (golpe de Estado y Guerra Civil) u 87 (dictadura de Primo de Rivera) años. Es poco tiempo para la Historia, pero muchísimo para la vida política. Seguir en 2008 poniendo bajo sospecha a la derecha democrática porque hubo derechas golpistas y dictatoriales hace 87, 72 o 33 años es un exceso.

Como ha escrito Pilar Rahola en La Vanguardia, refiriéndose a las agresiones que sufre el PP: "Estoy en contra de crear estos discursos demonizadores que excluyen a millones de votantes de la cordura y el sentido común, que desprecian a los otros, que se elevan como si tuvieran la verdad universal. (ý) ¿Es necesario despreciar hasta ese nivel a los votantes de otro partido para ganar la razón? ¿Qué pensamiento libre, crítico, razonable, existe detrás de una pendejada como esa? Yo no veo más que consigna, propaganda y servil compostura. Nada me suena a crítico. Ergo, nada me suena a libre".

Justo lo contrario del desgraciado elogio del boicot como "ejercicio de protesta popular que me parece estupendo mientras no haya una agresión física" que profirió la periodista Cristina Fallarás, definiéndolo como "un acto de nervio, de proteína social". No sabía yo que el fascismo fuera una proteína.

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