EL Pacto Social firmado esta semana entre el Gobierno de España, la patronal y las centrales sindicales incluye entre sus cláusulas la consecución de una vieja aspiración de los trabajadores del campo: la equiparación efectiva entre el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social (Reass) y el Régimen General de la Seguridad Social. Los adscritos al sistema de cotización específico para trabajadores agrarios -obligatorio para los empleados por cuenta ajena en fincas, cortijos o cotos, bien sean éstos guardas, pastores o jornaleros agrícolas- debían hasta ahora cotizar en mayor cuantía y, a cambio, recibían prestaciones menores que las que se obtienen en el Régimen General. Era por eso una larga reivindicación de los trabajadores afectados, en su gran mayoría andaluces: más de medio millón de los 800.000 asalariados del campo que existen en España. El acuerdo es, por tanto, una buena noticia para Andalucía, porque permite acabar con una diferenciación injusta. Los trabajadores adscritos al Reass que ahora se integren en el Régimen General tendrán prestaciones en pie de igualdad con el resto de trabajadores respecto a las pensiones de jubilación -que eran sustancialmente más bajas-, incapacidad temporal, maternidad, paternidad y desempleo. Hay que aclarar que ello no supone el fin de la firma de peonadas para el subsidio agrario, que exige 20 jornales, porque ésa es una prestación para los trabajadores eventuales y la integración que ahora se hace es para empleados estables del sector. Deseamos que el cumplimiento de este acuerdo, que deberá hacerse mediante un decreto, se ejecute con celeridad, puesto que en otras ocasiones -en el Pacto de Toledo, por ejemplo- los sindicatos ya consideraban aplicable esta integración. Es destacable también el esfuerzo que harán los patronos agrarios, que paulatinamente tendrán que ir aumentando la cuota empresarial que cotizan por cada empleado, lo que permitirá por fin erradicar una desigualdad que perdura desde hace décadas.