Con el anticiclón maravillosamente asentado en nuestra vertical, en la seguridad de que ni una sola cofradía dejará de pedir la venia en la Campana y con las más gratas sensaciones a flor de piel por cómo va discurriendo nuestra gran fiesta amanece el día más largo. Más largo y también más intenso en una jornada que arranca con el peregrinar por los templos para que desde Bécquer a Pureza y de Conde de Barajas a Verónica, las colas sean el auténtico medidor del tirón de la Semana Santa. Y todo será como una explosión sensual desde que aparezca la cruz de guía de los Negritos en Carmen Benítez hasta que el Cachorro exhale su último hálito de vida por terrenos del Zurraque. Me decía años ha el irrepetible Manuel Mantero que la peor cruz de su exilio era tener que impartir clase en su cátedra de Georgia el Jueves Santo. Jueves Santo en Sevilla, casi nada.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios