TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Amanece, al fin, la víspera de la víspera

En uno de los jueves que relucen más que el sol, el derbi se erige en plato fuerte de la fiesta

Parecía que no iba a llegar nunca, pero ya se toca con las yemas de los dedos. Pasado mañana, Corpus y derbi. A cencerros tapados, eso sí, que ya ha advertido la mandamás del deporte patrio, Irene Lozano, que hasta que no se pueda jugar con público en todas las ciudades toca gradas desiertas. Pero lo que parecía imposible en los tiempos más duros del confinamiento y el crujir de dientes parece que se hará realidad a las diez de la noche del jueves.

Como no hay otra salida que la tele para la tropa de infantería, la opción de que se elija la retransmisión con ambiente parecido al real, pero sólo virtual, existe según el ínclito Javier Tebas. ¿Alcanzará la virtualidad a discernir qué decibelios mostrar en caso de gol? ¿Igual de intensamente si la diana es local que si la hizo el visitante? Especulaciones al calor de unas vísperas que no tienen nada de virtuales, con declaraciones más o menos oportunas como aliño para esta ensalada.

Y como es habitual, un top secret en cuanto a alineaciones que en esta ocasión se acentúa por el hermetismo con que discurren las sesiones de entrenamiento. Dicen que en el Betis polariza la atención el estado de William Carvalho y de Joaquín, el primero por interrumpir la pandemia su carrera hacia un estado de forma idóneo y el portuense por razones obvias de DNI. En el Sevilla, la baja por sanción de Gudelj, que no es un fijo, y el estado de Ocampos como inconvenientes.

Amanecerá hoy ya víspera de víspera para que las mariposas vayan ubicándose en el estómago del aficionado. Se trata, claro, de un derbi muy diferente a cuantos se han vivido en esta futbolera ciudad. La situación no es la mejor, pues el fútbol sin público pierde una barbaridad, pero se trata del partido de los partidos en el fútbol según Sevilla y ahí no hay tu tía. Toda la carga emocional se dirige a la noche de uno de esos jueves que relucen más que el sol, pero en la intimidad.

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