EL sector turístisco andaluz ha aguantado en el peor año de la crisis económica que se manifestó en España en 2008. Con una clara dependencia de los visitantes nacionales y con medidas tan perjudiciales como el aumento del IVA para la hostelería. El descenso en algunos de los principales indicadores que se ha registrado el año pasado no descuadra un balance razonablemente aceptable, sobre todo porque 2011 fue un periodo muy positivo. A falta de los datos oficiales del recién concluido diciembre, la dependencia del turismo nacional, y en concreto del andaluz, ha sido el factor determinante en el descenso de un 2,4% en el número de viajeros y de un 2,2% en el de pernoctaciones en hoteles. Andalucía sigue siendo el destino nacional preferido e incluso este año ha incrementado su distancia con su principal competidor, la comunidad valenciana. Es de significar que la llegada de extranjeros ha aumentado, aunque el incremento no ha sido suficiente para equilibrar los resultados totales. En este sentido, al comenzar 2012, la estructura turística andaluza se resumía en dos porcentajes muy diferenciados, un 60% frente al 40%, en la preponderancia del turismo nacional frente al internacional. Doce meses después, esas cifras ya se presentan muy equilibradas y la primera apenas supera en tres puntos a la segunda. De mantenerse esta tónica, y dada la profunda crisis en la que sigue sumido el país, los principales indicadores del próximo año podrían mejorar los registros del último. Aun así, desde la Consejería de Turismo de la Junta se es consciente de la necesidad de seguir impulsando acciones que fidelicen al visitante nacional. Entre otras razones porque, en contra de lo que pudiera presumirse, éste gasta más durante sus estancias que el foráneo. Quizá por ello, el consejero Rafael Rodríguez se ha venido mostrando muy crítico con las actuales políticas del Ejecutivo de Rajoy y considera que el mayor impulso que podría recibir el sector en 2013 sería un cambio que permitiera un incremento en el gasto familiar. De la tónica generalizada de estos descensos, son dos las provincias andaluzas que salvan sus cuentas, Córdoba y Málaga, ambas con incrementos de visitantes y pernoctaciones. En esta última, gracias al comportamiento de los británicos que, de nuevo, vuelven a reencontrarse con su destino tradicional en las últimas décadas. Para culminar el panorama, el empleo tampoco ha logrado capear el temporal y más de 1.600 trabajadores perdieron sus puestos laborales en hoteles andaluces. 2012 se ha superado sin sufrir graves daños en uno de los motores económicos de Andalucía, pero no cabe otro objetivo que regresar a la senda positiva cuanto antes.

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