ESCARNIO, burla, ofensa, falta de respeto y de consideración, mofa, ofensa y, además, agravio comparativo bochornoso. Todos los sinónimos de escarnio tienen cabida en esa decisión del Comité de Competición de dejar en simple multa el botellazo a un entrenador en un campo de fútbol que no es de Despeñaperros para abajo, sino de muy cerca de donde termina este país aún llamado España. Agravio comparativo burdo si comparamos esto con lo ocurrido el Sábado de Pasión último en un estadio sevillano. Agravio inadmisible que Anoeta se vaya de rositas cuando Heliópolis sufrió una clausura más por el mismo pecado.

Lo del pasado sábado en Anoeta ha quedado prácticamente impune, una multita a la Real Sociedad y que siga la fiesta en el coliseo donostiarra. Detesto la demagogia y me repele utilizar los motivos políticos en el intento de demostrar cosas que no tienen explicación. ¿Tiene explicación que por el mismo pecado pague una dura penitencia el Betis y salga indemne la Real Sociedad? No sé qué oscuras razones mueven esta maquinaria de justicia que tanta injusticia reparte, ¿es que el Betis es una institución inferior? No es asumible que en algo que mueve tantas pasiones como el fútbol se den unos pendulazos tan escandalosos a la hora de dictar sentencia.

Un botellazo es la causa y, además, tenía antecedentes la Real. Es más, por un botellazo a un entrenador castigaron al Betis con una clausura que estuvo a punto de decidir su descenso de categoría. Dicen que en Anoeta hubo arrepentimiento del agresor, pero es que en Heliópolis hubo una respuesta ciudadana llena de civismo y al Betis no le sirvió de nada. Sería muy fácil decir aquí que hay cierta aprensión a sancionar a los vascos y que hacerlo a los de por aquí no tiene complicación alguna. Sin embargo, prefiero no creer que sea ésa la razón por la que a unos castigan y a otros no. Y es que si creyera eso sería para un definitivo apaga y vámonos.