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Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Apagones para no dormir

En una noche como la del viernes, clave para el negocio, los bares rechazan a clientes por culpa del corte de luz

El sábado por la mañana la sección de Local de este periódico recibió este whatsapp (en ocasiones conviene reproducir el testimonio de los vecinos sin intervención, sin injerencia):

"Nos volvemos a poner en contacto con vosotros para contaros una situación que estamos viviendo todos los vecinos y hosteleros de la zona de Las Setas, San Juan de la Palma y calle Feria. Ayer, 17 enero, al igual que pasó el 28 de diciembre, sufrimos 2 horas de corte eléctrico, teniendo que cerrar bares en hora punta en días importantes con el destrozo económico que esto conlleva. Endesa no pide disculpas ni da soluciones al respecto. Hicieron un saneamiento para la mejora de la red eléctrica el pasado verano levantando íntegramente calles emblemáticas como la calle Santa Ángela de la Cruz y calle Alcázares. Aquellas obras tuvieron 2 meses de duración y el resultado ha sido muy negativo. La situación eléctrica no ha mejorado para nada... todo lo contrario. Cada vez hay más hoteles, más bares... más publico local, nacional e internacional ¿Está Endesa preparada para esto? ¿Está Sevilla preparada para acoger tantísima carga eléctrica?".

Hasta aquí el mensaje del vecino. No es un anónimo.

Tampoco es una pataleta gratuita ni la queja exagerada de un cabreado con el mundo que pone el grito en el cielo a las primeras de cambio y que magnifica una de esas incidencias que ocurren en la gran ciudad. En absoluto. Confirmamos ese mismo viernes por la noche la situación: calles como boca de lobo, domicilios a oscuras y bares y restaurantes que en una noche clave para el negocio tenían que rechazar a sus clientes ante la imposibilidad de atenderlos.

No, no estamos hablando ya de una de esas "incidencias" que ocurren en la gran ciudad. No parece que tengan un carácter esporádico los apagones que se suceden en esa zona de Sevilla, la que indica el remitente del whatsapp y en otras cercanas y aledañas. Se repiten con desesperante asiduidad, con más frecuencia de la deseable en una ciudad a cuyos gestores se les llena la boca con la palabra modernidad. Los tenebrosos callejones de La peste quedan estupendos en el decorado de la teleserie, pero no en 2020. Un apagón puede hacernos pasar un buen rato si somos aficionados al cine de terror o de catástrofe, pero cuando salimos a la calle al acabar la película queremos dejar las tinieblas atrás y deslumbrarnos con las luces de la ciudad. O mejor aún -y valga la paradoja-, que el miedo auténtico ya nos lo mete en el cuerpo la factura: estos días puede verse La guerra de las corrientes, la historia de la pugna entre George Westinghouse y Thomas Alva Edison por el control (y el negocio, claro) de la energía eléctrica.

Endesa, tú que sabes de luz, ¿esto es corriente? Di algo, anda.

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