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Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Aplausos a Monago

AJosé Antonio Monago le regalaron ayer un casco de bomberos en Cáceres como símbolo de la seguridad que le presta su partido, el PP. Caigan chuzos. Monago mintió, y mintió con un interés de confundir. Si el viernes mantuvo que sus viajes privados se los paga él, ayer adelantó que devolverá hasta el último céntimo de las polémicas escapadas cargados al Senado. Mintió como si el resto fuera idiota. Él -nos contó- era el encargado de mantener el enlace entre la Cámara Alta y la España más sureña, por eso debía viajar a las Canarias, además de a Andalucía. Al menos, 33 viajes de placer fueron pagados por la institución más costosa del país: el Senado, la más inútil de todas. El diputado del PP por Teruel Carlos Muñoz ha dimitido por cargar al Congreso los viajes al mismo epicentro que buscó Monago, pero a éste le llueven los aplausos mientras derrama sus lágrimas despechadas. Patético, pero no se ensañen en los comportamientos personales; como en otros casos de mal uso de los dineros públicos o de corrupción, es el contexto opaco el que fomenta la mangancia. Diputados y senadores pueden moverse gratuitamente por todo el país, pero su reglamento no les obliga ni a dar cuenta de la razón de sus giras ni éstas son públicas. La diferencia entre la corruptela puntual y la masiva es la laxitud del sistema que avala esta proliferación.

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