Arbolado sevillano

Sevilla no está preparada para los vientos, que aquí soplan con moderación y no son frecuentes

La borrasca Daniel pasó por Sevilla y causó 430 incidencias en la capital. Esto se cuenta así y parece que ha venido un ciclón, o algo fortísimo. Sin embargo, ahora a cada tormenta le ponen un nombre. Hoy pasa Elsa. Y Daniel, en realidad, fue tormentoso durante poco más de media hora (desde las 15:40 hasta las 16:15 del lunes, aproximadamente) y los vientos fueron fuertes, pero no tan huracanados, ya que en realidad oscilaron en torno a los 80 kilómetros/hora. Eso lo sufren en Tarifa y en el Estrecho de Gibraltar casi todas las semanas. La diferencia es que Sevilla no está preparada para los vientos, que aquí soplan con moderación y no son frecuentes. A eso se suma que una parte considerable del arbolado está más para allá que para acá.

Ahora, además de poner nombres a todas las borrascas, se cuida mucho a los árboles, que están censados. Son las consecuencias de la Cumbre del Clima, que no ha servido para nada. Bueno, ha servido para llevar turistas a Madrid durante dos semanas y para que la niña Greta y Alejandro Sanz salieran en las fotos, y para que Pedro Sánchez hiciera mutis por el foro (y siguiera a lo suyo con Frankenstein), en cuanto supo que en esa cumbre no iban a arreglar el planeta. Otra vez será. A este paso, Sevilla tendrá la playa de María Trifulca en 2050, como en un viejo sueño.

El Plan del Arbolado fue presentado, pero no gustó. Juan Espadas lo ha devuelto al corral, para que vuelva a salir con más trapío. En la bronca por el arboricidio del naranjo han quedado claras las ideas para el futuro. El distrito del Casco Antiguo, cuyo delegado es Juan Carlos Cabrera, será zona preferente de naranjos. Ahí no se va a perder ni uno. El director general del distrito, Luis Duarte, me ha garantizado que a naranjo muerto, naranjo puesto. El lunes plantaron nuevos naranjos en la mismísima Campana, cerca del palquillo del Consejo. Naranjos que aportarán azahar de primera calidad a Paco Vélez y los delegados y a los afortunados abonados que los disfruten. Eso está bien. Los naranjos, que son ideales para el casco antiguo, paraíso del azahar, se pierden en las grandes avenidas y en los atascos de Palmas Altas.

Para pérdidas las que originan estas borrascas con nombres de niños traviesos, que obligan a cerrar el parque de María Luisa. Es una prevención necesaria, pues no se sabe lo que puede pasar. Es un problema que viene de antiguo, puede que desde la conquista del rey Fernando. El Plan del Arbolado necesita una revisión. Está causando demasiados problemas a Espadas, pues hay ejemplares más peligrosos que un microbús de Tussam.

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