TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Y a usted, ¿le atienden?

Pedro Caballero-Infante

Arco iris

Ay, don José de mis entretela, que vengo acojonaíta viva! -¿Qué te pasa, Carmela?

-Que mi Merche ha orinao esta noche sangre.

El boticario, evidentemente, se alarma pero conociendo el percal le hace explicar el proceso de tan alarmante síntoma. Descartada la menstruación, porque Merceditas aún no está desarrollada, y vista la imposibilidad de que Carmela le matice el tono exacto del color rojo, le pregunta:

-¿Pero, cómo has visto tú que es sangre?

-Porque mi niña lleva ya muchos día con escosó en er totete y se le afloja er muelle. Por eso le he puesto una escupiera, en la mesilla noche que la criatura no se tenga que levantá con la rasca que hase. ¡Que, con este hombre, hay que contarlo, leche!

Don José recuerda que ayer le dispensó un antiséptico urinario para su hija; ata cabos y confirma que la orina de la niña está enrojecida por la eliminación de una sustancia llamada nitrofurantoína que ataca a los gérmenes causantes de las infecciones urinarias.

Todo esto le viene a don José a la memoria, además, porque le recomendó a Carmela que, previamente, hiciese a su hija un análisis de orina y, en su caso, un antibiograma que determinase si realmente se debía a una infección y qué germen, de haber infección, la producía, y con todo este protocolo, obrar en consecuencia y medicar después.

Basándose en este ejercicicio de retromemoria, el farmacéutico comprueba que ha dado con la tecla.

El boticario, con esta actuación profesional, ha ejercido la importante misión de espantafantasmas, labor sanitaria importantísima en esta época invernal donde tanto síntoma gripal alarmante hace que la gente colapse las urgencias. No es lo mismo una febrícula en una persona joven que en un anciano como pródromo de una neumonía.

Esta sencilla diferenciación no puede saberse en las urgencias hasta que el enfermo está en ellas.

La propia contestación de don José a la consulta de Carmela ha evitado un ingreso aparatoso y urgente en cualquier Hospital hasta el punto de que la referida usuaria, todavía asustada, cosa lógica en ella al tratarse de su Merceditas, ha aparecido con el orinal tapado con un papel de aluminio.

-Niña, ¡qué rosco de Reye más gordo le trae al hombre.

-Don José de mis entrañaý ¡que esto es sangre!

-Tranquilízate, mujer. Si yo hubiera tenido la menor duda no te hubiese contestado con tanta seguridad.

La presencia de Concha y el apaciguamiento de Carmela hace que la conversación vire sobre enfermedades y colores.

-¿Es verdá que hay enfermedade que se descubren por el coló?

-Sí. Hay hepatitis que pigmentan la piel de amarillo y otras, como la enfermedad de Cushing, que aparentan broncearla.

En todo momento, la conversación ha sido seguida desde su permanente observatorio por Bollito, su amigo el bailaor. Bollito, por padecer una candidiasis en la lengua, está siendo tratado con un preparado que tiene como base el violeta de genciana, sustancia azul. Sacando a colación su experiencia reciente dice:

-Po mié usté como me se ha puesto a mí la lenguaý ¡asú!

-Ámono, niña, que este tío se ha comío una oveja podría.

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