Desde una de las cimas de Montjuich podía contemplarse cómo ardía Barcelona en una visión anacrónicamente fantasmagórica. Desde lo alto se ve mucho mejor cualquier paisaje y lo que se veía la noche de Santa Teresa desde el monte sobrecogía. Ardía Barcelona a causa de la sinrazón separatista en esa guerrilla urbana de una parte del Estado contra el propio Estado y allá arriba se celebraba un acto con tanta tradición como es, fue y será la entrega del premio literario mejor dotado tras el Nobel. Y no sé qué opinará el viejo Lara del escenario que se contemplaba mientras la Barcelona de la cultureta y el europeísmo celebraba su gran gala anual. Se llevó el Planeta un charnego como Javier Cercas por una novela sobre los atentados de hace dos veranos en Cambrils y ya me imagino al cacereño rumiando otro relato sobre cómo ardía Barcelona la noche de su premio.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios