Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Asesinos

LA crónica negra fascina, de otra manera los matinales no dedicarían tantas horas a cuanta muerte o desaparición mediática esté sobre la mesa de la policía. Es la realidad más chismosa vestida de ficción, con enigmas, abogados cínicos, pistas. La gente se sugestiona y asegura ver los desaparecidos por la calle, como en el esplendor de Quién sabe dónde. Ahora ocurre con el caso de Diana Quer. Al acaecer en Galicia la extroversión vecinal es menor que si sucediera por barrios meridionales. A nuestros paisanos les encanta una cámara para hablar, aunque no estén seguros de lo que dicen, y cuando hay un suceso por nuestra zona los testimonios y conexiones se multiplican.

La ficción también se siente a gusto en el disfraz de la realidad y en este siglo se ha aprendido en las productoras españolas a hacer series policíacas con tratamiento y sustancia, sin despertar vergüenza. La segunda temporada de Mar de plástico tiene el engranaje técnico y argumental más engrasado y sobre todo ha enmendado en las interpretaciones. Los endebles (como Luis Fernández) aprenden al lado de los buenos (Pedro Casablanc, el pipiolo de Patrick Criado). Todos vamos de la mano de la guardia civil, sospechando de todos, en un juego donde los acentos andaluces no significan necesariamente un agravio hacia nosotros. La localidad donde se desarrolla es ficticia, Campoamargo, pero sí es real su capital, Almería. Aún así, esta serie, mentirijilla en movimiento, no debería afectar a la imagen de los almerienses ni a la impresión turística. En el caso de El Príncipe ceutí, veterano barrio marginal, la ficción debería haber movido a las administraciones para invertir y ayudar.

Telecinco ha encargado ahora un drama similar, ambientado en los 70-80, como La isla mínima de Alberto Rodríguez, que lleva por título provisional Costa del Sol. Por pura marca no debería llamarse así. Pero aunque se mantuviera, es ficción, como CSI Las Vegas o NCIS Los Ángeles. Los que mancharon la Costa del Sol fueron nombres reales, esa caterva que acabó en tomates e informativos.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios