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Asumir el pasado

El necio sobrevalora lo ajeno y se avergüenza de lo propio. No se trata de la globalización, sino de la ignorancia

Es muy típico de las mentes primitivas alimentar el rencor y mantener las rencillas pendientes de por vida, incluso heredarlas de generación en generación. Ejemplos no muy lejanos, como los de Puerto Hurraco, nos deben hacer tomar conciencia de lo cercana que aún está la España Negra. Este espíritu pendenciero y envidioso está mucho más vigente de lo que podría pensarse y sigue muy presente en la vida diaria de nuestro país. Cicatero y cateto en dosis elevadas, individualista y primitivo, es incapaz de proyectarse hacia el futuro con tal de no dejar por saldar deuda alguna del pasado.

Un país así no puede avanzar. Escribo esto en el día de San Clemente, fecha en la que se conmemora la entrada de San Fernando en Sevilla, dando fin así a la invasión musulmana. En una ciudad normal de un país desarrollado, los colegios habrían acudido en masa a la celebración del acontecimiento en la catedral y los maestros habrían explicado a los niños el significado de la procesión de las últimas naves, así como quiénes portaban el pendón de la ciudad, la espada de San Fernando o la Virgen de las Batallas. Ello fomentaría la identificación por parte de los escolares con el pasado de su ciudad. Pero nada de eso es posible en un país tan cateto y primario. Muchos concejales no asisten porque parece que hay que pedir perdón por recuperar una tierra que siglos antes fue invadida sin contemplaciones. No creo que haya más de un cinco por ciento de maestros que conozcan este acto que se celebra en Sevilla desde 1248. Están entretenidos en tocar la flauta y celebrar el denominado desayuno andaluz, gran descubrimiento pedagógico a base de pan con aceite y azúcar, como para perder el tiempo en esas antiguallas.

En otro lugar sería una fiesta importante en el calendario de la ciudad, pero aquí pasa desapercibida. Los niños no saben ni que existe, como tampoco conocen instituciones tan relevantes de la ciudad como La Santa Caridad. Eso sí, la escuela no pasa por alto el día de Halloween y pronto celebraremos el día de Acción de Gracias. El necio sobrevalora lo ajeno y se avergüenza de lo propio. No se trata de una consecuencia de la globalización, sino del fruto de la ignorancia. Pretenden que se pida perdón por la conquista de San Fernando, perdón por la llegada a América, siempre mirando hacia atrás, con rencor, con espíritu pendenciero, sin saber asumir la historia.

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