En los primeros días de este mes de febrero, todos los medios de comunicación del mundo daban la noticia: para facilitar el control del coronavirus "el hospital Hoshanshen, con capacidad para 1.000 pacientes, fue construido y equipado en 10 días".

En Sevilla, desde hace 11 años los medios nacionales de noticias llevan anunciando que pronto comenzarán las obras de rehabilitación de las Atarazanas. Pero ese día no llega.

La siguiente es la historia resumida durante tres legislaturas de gobiernos del PSOE y del PP, que no han conseguido cansar a la Asociación de Defensa del Patrimonio Andaluz sin fines de lucro, Adepa. En una mesa redonda (celebrada en 2016) en la que participaron cinco arquitectos poseedores de premios internacionales, se respaldó el proyecto original de las Atarazanas con el que Vázquez Consuegra, en el año 2009, ganó un concurso por invitación, financiado por La Caixa. Proponía convertir en un espacio público el espectacular espacio privado de la actual planta baja de dicho BIC. Para ello había reservado 25 millones de euros.

Sin embargo, los jueces dieron la razón a las reclamaciones de Adepa. El proyecto debía partir de la cota original del edificio, cinco metros bajo el Paseo de Colón. Era necesario tener un proyecto nuevo con diferentes funciones, costos y plazos, o sea, se partía nuevamente de cero.

El lento proceso para concretar la idea hizo que La Caixa aprovechara la oferta de la Torre Sevilla para instalar en un amplio sótano su Caixafórum (año 2017), disminuyendo así su aporte financiero para la rehabilitación de las Atarazanas.

En estas circunstancias aumentó la responsabilidad total tanto del Ayuntamiento como de la Junta de Andalucía.

Con el fin de acelerar el proceso, evitando nuevos contratiempos, Junta, Ayuntamiento, La Caixa y Adepa suscribieron un acuerdo para garantizar el "respeto de forma global de los valores identificados" del emblemático monumento, según la Ley de Patrimonio Histórico Español y "cumplir" las directrices del acuerdo suscrito en 2017.

La nueva propuesta ya ha sido aprobada por la Gerencia de Urbanismo, por la Comisión de Patrimonio, por la Dirección General de Bienes Culturales y por el Colegio de Arquitectos, pero Adepa todavía no ha tenido acceso a la documentación técnica, ni la Comisión ha sido convocada para dar cumplido al compromiso de convocarla cada seis meses.

La noticia proveniente de China sorprende por la rapidez y la eficacia para afrontar los problemas. En Sevilla, sorprende por todo lo contrario.

Nuestros políticos deberían tomar nota de los hechos para dar fiel cumplimiento de los compromisos firmados. Bien pueden señalar día y hora para iniciar los trabajos de intervención en uno de los más antiguos e importantes bienes de interés cultural ubicados en el centro de Sevilla.