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la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

Austeridad compartida

PODRÍA haber titulado también este artículo: "Sentido común ante el presupuesto", pero se parece demasiado a un editorial de una conocida revista internacional, donde se dice que calificar la austeridad como buena o mala es una caricatura, pues la cuestión no es cortar o no el déficit sino hacerlo de manera adecuada. Sin embargo, lo que es adecuado o no, responde a una lógica económica y también a un sentimiento que marca lo que se quiere hacer; en pocos casos resulta tan apropiado decir que el presupuesto tiene sus razones, que la razón económica no siempre comprende.

Pocas críticas económicas pueden hacerse a los presupuestos para 2013 de la Junta de Andalucía, pues compatibiliza restricciones y acciones de política que podemos resumir de la forma siguiente. Uno, no incurrir en déficit, de acuerdo con los compromisos asumidos con el Estado; dos, mantener servicios básicos de sanidad, educación y atención social, que son el grueso de cualquier presupuesto (sin tener en cuenta la seguridad social y prestaciones por desempleo), pero que es un gasto que corresponde a la comunidad autónoma. Tres, considerar que no hay mucho margen para que una autonomía influya en la creación de empleo, pero ha de evitar en lo posible más despidos, para no hundirnos en la trampa de la recesión, paro, y déficit público. Cuatro, con estas restricciones, la reducción en inversiones en infraestructuras es una dolorosa necesidad; sin embargo, el esfuerzo enorme y continuado de los últimos treinta años nos sitúa en una situación internacional muy buena en cuanto a transportes, comunicaciones y telecomunicaciones.

Cinco, todo esto suponiendo que se cumplen las previsiones de recaudación del Gobierno, sin aumentar más la presión fiscal, desanimando el consumo, el ahorro y la inversión; al día de hoy parece difícil que el déficit público baje este año del 7%, y el coste de la deuda estatal o autónoma va a depender no de los intereses, que el Banco Central Europeo nos mantiene bajos, sino del volumen creciente de una deuda a la que sólo puede hacerse frente reduciendo directamente el paro; aun así, en Andalucía la disminución de ingresos del Estado se compensa con el dinero que sigue llegando de los fondos europeos, que crecen un 10%, por lo que los ingresos totales se reducen sólo en un 4%. Seis, la reducción en el presupuesto de la Junta de un 8% en gastos de personal, y 10% en gastos corrientes, es una exigencia ciudadana; sin embargo, debería figurar en los presupuestos un compromiso -con unos objetivos medibles- para la mejora de la eficiencia de los servicios que presta la Administración, de manera que la empresa sintiera que la Administración no es indiferente a las dificultades que padece. Y siete, es importante la apuesta en el presupuesto por la rehabilitación de viviendas, empleo agrario, investigación y sus aplicaciones, telecomunicaciones, internacionalización de las empresas, y proyectos energéticos y mineros; pero donde se recorta, como en turismo y comercio, debería haber un compromiso para compensar los menores recursos con la aplicación, en este caso, de nuevas tecnologías de análisis y conocimiento de demanda y mercados.

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