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Tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

Aves de corral

LA zorra que vigila el gallinero percibe, a la hora del desayuno, antes de engullirse a dos indefensas plumíferas, que alguien ha abierto el corral y ha liberado a media docena de aves. Muy digna, se vuelve sobre el resto de la comunidad vigilada y declara: "¡La seguridad de las gallinas está en peligro...!". Wikileaks está provocando reacciones encontradas. Los gobernantes y sus diplomáticos piden la crucifixión de Assange, el artífice de esta especie de Watergate global. Pero en la opinión pública hay un cierto sosiego que desmiente que las filtraciones hayan provocado que la comunidad internacional esté en peligro. Sea como sea, las fugas de información son gratificantes para las víctimas de la opacidad, que así pueden imaginar algo mejor la cara oculta que se burla del derecho a saber.

Quienes crearon el espejismo del nuevo tiempo con el mito de la sociedad de la información se revuelven ahora contra las filtraciones, muchas de ellas intrascendentes y otras ya sabidas o imaginadas. Más que temor por los textos difundidos -abundan las notas rosa de cancillería-, parece que preocupa que este fenómeno se extienda y dé lugar a nuevas fugas incontroladas. Lo publicado apenas viene a acentuar hipótesis que son extensibles a la oscuridad de otras formas de especulación, al abuso de posición de dominio y el empleo de información privilegiada.

En la trastienda, por ejemplo, permanecen las claves que hacen invisibles las manos que mecen la actual crisis, como dicen los crecientes seguidores de la teoría de la conspiración. Queda la esperanza de conocer la cara de quienes, lejos de nuestra vista, atacan un día sí y otro también la cartera nacional. Se anuncian nuevos documentos que saldrían de Wall Street, pero también de las redes que tejen la corrupción global, cuyas prácticas sí ponen en peligro la comunidad internacional y no tardarán en ser calificadas de terrorismo económico y social.

El control de la información sensible -eufemismo empleado por quienes fabrican la niebla- pasa ahora a un primer plano. A más información disponible, mayor control. Es el nihil obstat de la era digital. Precisamente porque se ha sacralizado nuestro momento histórico como sociedad de la información, el indicador del desarrollo democrático se debe tasar en una escala que va de la opacidad a la transparencia. Aunque se corre el riesgo, como ocurre de antaño, de que se proceda a la caza de brujas, y a que el blindaje de los opacos se haga a costa de las libertades públicas. Sería lamentable, en fin, que la seguridad la consiguiera la zorra levantando una segunda valla en el corral de las aves...

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