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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Ay, que a mi Juan me lo han cambiado!

El alcalde se ha entendido la mar de bien con los de Podemos y ha pasado del "bloque de derechas"

El concejal que tiene de largo un vocabulario más afectivo y claro es el teniente Cabrera, que ahora lleva la parcela de Gobernación, un término mucho más evocador que el del Hábitat del compañero Antonio Muñoz, que dicen que por la noche coge el sueño contando veladores en lugar de ovejas. Juan Carlos Cabrera habla del alcalde como de un hijo. Te lo encuentras por Tetuán camino de una rueda de prensa sobre patinetes, de la enésima inauguración de una muestra cofradiera en el Mercantil o de una reunión sobre el plan de tráfico de Navidad, le preguntas por el alcalde y se le pone cara de peluche: "Mi Juan está muy bien. Hay que ayudarle, hay que ayudarle. Mi Juan es tan buena persona, es para comérselo". Y Cabrera se va con su traje impecable y sus escoltas, parándose más que el C-5, que es ese microbus fantasma que da vueltas por el centro y que, con suerte, lleva cuatro o cinco jubilados y un turista despistado en hora punta. Si usted ve un C-5 debe comprar cupones, porque la frecuencia de paso es para dormir esas ovejas que no cuenta Muñoz, que cuenta veladores. Pues mi Juan, dicho a lo Cabrera, no parece mi Juan que me lo han cambiado. Acaba de sacarse de la chistera un presupuesto ya negociado con Adelante Andalucía, esa izquierda radical que no se reconoce como radical, al igual que los chicos de Vox no quieren ser la extrema derecha ni en pintura. Mi Juan se ha entendido estupendamente con Podemos. Después de ganarse el voto de las señoras de Los Remedios, del cofraderío y de esos otros sectores conservadores de la ciudad que le dieron dos concejales más, pasando de once a trece, mi Juan ha cogido la autovía (¡Pista que va el artista!) y ha pasado no ya del PP de Beltrán Pérez, sino de Ciudadanos. ¡Con lo bien que se entendía el pasado mandato con los naranjas, que lo acompañaban hasta en algunos viajes! Mi Juan ha bautizado al PP y a Ciudadanos como el bloque de derechas. Y con las derechas ni hablar. Mi Juan, que ya advertimos que ahora será más incontrolable que nunca porque no se presenta más al cargo, ha iniciado el proceso de viraje al sanchismo. Poco a poco, sin que se note, en la semana que sacan a Franco para inaugurar el neofranquismo. A mi Juan me lo han cambiado. No ha querido ni verse con Beltrán Pérez, que le saca las ratas en las redes sociales, ni con el moderado Pimentel, que es ese señor que parece un bancario fiable que te va a conceder un préstamo hipotecario. Ay, mi Juan. Si parecía de derechas... Hay que ayudarlo, hay que ayudarlo.

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