QUIZÁ haya sido por el tornado que se vive en el mundo cofradiero tras la sorprendente dimisión que el arzobispo le admitió al aún más sorprendido ya ex presidente del Consejo de Cofradías, pero lo cierto es que mediante dicho sucedido se me ha recrudecido una incógnita que de siempre me ha corroído los adentros. Es la siguiente: ¿Cuál sería el panorama de dicho sector si los cargos fuesen remunerados? No quiero ponerme en lo peor, pero este navajeo que a primera sangre se percibe desde fuera podría ir a fuego real y de las intrigas florentinas, directamente al cuerpo a cuerpo. Si ahora que sólo está en juego el figuroneo pasa lo que pasa imagínese usted si fuese la nómina lo que flotase en el aire. No quiero ni pensar en lo que se cocería en el día a día de cada hermandad y de qué forma se dispararían las alarmas cuando se abriese cualquier proceso electoral. Tremendo, hermano.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios