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Por si acaso

pablo / gutiérrez-alviz

Cinco, cuatro, tres...

LAS carreras deportivas y las detonaciones controladas suelen empezar con un previo llamamiento general del juez de salida o director a todos los participantes y espectadores vociferando la cuenta atrás de los segundos, con especial énfasis desde el 5,4,3… De todos es sabido que, en los últimos años, las tradicionales carreras universitarias pasaron de cinco años de licenciatura a un grado de cuatro cursos. Un reciente Decreto de ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales permite reducir los grados a sólo tres años de duración, que se pueden complementar con un máster de dos cursos adicionales. Los rectores han pedido una cobarde moratoria, cuando se trata de una implantación voluntaria para cada universidad. Esta norma trata de equipararnos con nuestro entorno europeo, y acortar en un año el acceso al mercado laboral porque cursar el máster no es necesario para muchas profesiones.

La mayoría de los rectores (magníficos por tratamiento) son incapaces de asumir sus responsabilidades y no saben ejercer la autonomía universitaria con rigor. Se rinden al fácil cabildeo político y a la demagogia estudiantil. El caos financiero de las universidades públicas que denuncian procede de su excesivo número, así como de la deficiente política en la Selectividad del alumnado, que siempre debe ir acompañada de una línea generosa de becas que asegure la igualdad de oportunidades.

Ortega y Gasset aplicó el principio de la economía de la enseñanza para explicar la misión de la Universidad: " Hay que enseñar sólo… lo que un estudiante medio puede aprender… que el hombre medio sea culto y un buen profesional y para ello… la Universidad ha de representar la serenidad frente al frenesí, la seria agudeza frente a frivolidad y a la franca estupidez".

Algunas asignaturas que estudié en un año de la licenciatura con clases cuatro días a la semana se despachan en el grado con dos días de clases semanales durante un cuatrimestre a base de superficiales nociones. El grado como carrera generalista empieza y acaba en un fugaz "preparado, listo y ya".

La decadente y ruinosa universidad española, a pesar de todo, tiene que adaptarse a este decreto y seguir la estela europea. De lo contrario, explotará. Hay que parar la cuenta atrás, como los cursos universitarios: 5,4,3. La educación del estudiante medio no da para más. Ni parece posible menos.

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