La ciudad y los días

carlos / colón

Babucheos

HACEN muy bien en protestar quienes, cada 2 de enero, montan el pollo en Granada con gritos y pancartas contra la conmemoración de la reconquista de la ciudad, en las que la llaman genocidio. Lo que me escandaliza es que la cosa no se repita el 23 de noviembre en Sevilla, el 29 de junio en Córdoba, el 18 de agosto en Málaga, el 28 de febrero en Jaén o el 26 de diciembre en Almería. Porque estoy convencido de que si en el 722 no le hubiera dado al pesado de don Pelayo por la manía de la Reconquista y en 1492 los Reyes Católicos no la hubieran culminado, las cosas nos irían hoy económica, cultural y socialmente mucho mejor bajo algún emirato islámico, las mujeres gozarían de más derechos, los gais se pasarían la vida proclamando el orgullo de serlo y ondeando banderas multicolores, las otras confesiones gozarían de aún mayor libertad de culto de la que tienen, los trabajadores tendrían blindados sus derechos, habría pleno empleo, las universidades -además de echar humo de tanto hervor de cabezas privilegiadas- serían paraísos del libre conocimiento y seríamos punteros en la investigación científica. ¿O no?

Pues resulta que no. La prueba, porque estas cosas hay que probarlas, es lo bien que desde el siglo XV les ha ido a los territorios que hoy son Marruecos, Argelia, Egipto, Libia, Siria, Túnez, Mauritania, Iraq, Irán, Turquía o Arabia. Lo mejorcito es Turquía, que de todas formas está como está, porque a la vez que intentó zamparse a Europa dominó ferozmente a sus hermanos de fe desde 1453 hasta 1918. ¿Cambiarían gustosos nuestro país por cualquiera de estos que tuvieron la fortuna de seguir en la órbita islámica? Creo que no.

Echar de menos el esplendor cultural de la Andalucía islámica es un tic memo-totalitario tan bobo como la nostalgia romana de Mussolini o la imperial de Franco. Aquello fue lo que fue y esto es lo que es. Y al parecer desde 1248 o 1492 hasta hoy a los andaluces, como parte de España y de Europa, nos ha ido un poquito mejor que a los marroquíes, los argelinos, los tunecinos, los iraquíes o los egipcios. Digo yo. Ni tan siquiera que unos pocos payasos de la extrema derecha monten también su numerito en Granada da la razón a quienes protestan contra la celebración de la Reconquista diciendo que es una fiesta "xenófoba" que "rompe la convivencia entre pueblos", como si no hubiera Torres Gemelas, Atocha, Tavistock Place o Bataclan que la rompan.

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