HASTA la aparición urbi et orbi de Miguel Poveda, servidor veía con cierto escepticismo, o mucho, lo de la aldea global. Pero todo ha sido que surja Poveda para que no haya otra salida que creer en que la globalización llegó y habita entre nosotros. Hasta este artistazo nadie podía ni a echarse a imaginar que un tío de Badalona iba a lograr que el duende bajase cada vez que a él le da la gana. De Badalona y parece del Zurraque o del barrio de Santiago, del Mentidero o de cualquiera de esas calles utreranas que dan al Altozano. Poveda es un suceso y así se demuestra con el poder de convocatoria que atesora en esta ciudad tan complicada y lo mismo le da competir con un partido del Betis más ese Madrid-Barça que hoy paraliza al país. Venía para una noche y ha tenido el Maestranza que ampliar a tres para que sean menos los aficionados que se queden sin ver a un tío de Badalona que parece de Triana.
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