DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

La esquina

josé / aguilar

Banderas de victimismo

NO vean el trabajito que me cuesta escribir que los independentistas catalanes tienen razón en algo. La prohibición de las banderas estrelladas -las suyas- en la final de la Copa del Rey de fútbol de mañana es una pasada del Gobierno, un disparate y un abuso de poder. Todo lo demás ya se encargan ellos de ponerlo: el ejercicio del victimismo sin el cual su causa se derrumbaría, el cierre de filas de todo el espectro nacionalista de Cataluña que aparca sus diferencias ante la agresión de España y el cinismo que les hace vivir como afrenta intolerable la torpe decisión de la delegada del Gobierno, pero no mostrar respeto alguno por la bandera española, el himno nacional y la persona del jefe del Estado.

Veamos. La bandera oficial de Cataluña es la senyera, consagrada en el Estatuto de Autonomía y representativa de todos los catalanes. La estelada es la enseña de los secesionistas, los representa e identifica solamente a ellos, aunque las imponen con frecuencia en ayuntamientos y otras instituciones públicas, en abierto desafío a la ley. Pero ninguna norma puede prohibir que cualquier individuo ondee esa bandera partidista. La propia Ley del Deporte vigente sólo prohíbe el acceso a recintos deportivos con banderas o símbolos que inciten a la violencia o al terrorismo o incluyan mensajes racistas o xenófobos. En principio, un tío que lleva una estelada nada más que evidencia que es un catalán que quiere a Cataluña fuera de España. Muestra de un ideal reaccionario, insolidario y retrógrado, pero no delito.

A los que pretenden asistir al Vicente Calderón disfrazados con los colores de lo que ellos consideran su única, y pequeñita, patria les asiste un derecho fundamental (de los más fundamentales, sin él no hay democracia): la libertad de expresión. Impedírselo coarta esta libertad sin que haya justificación suficiente para hacerlo, como serían la incitación a la violencia sobre otros o un riesgo para la seguridad del evento. Las esteladas no son ilegales. ¿Acaso habría que detener a todos los manifestantes que portan banderas republicanas? La libertad no ha de ser para los que piensen como uno, sino para todos.

La delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Concepción Dancausa, ha tomado una decisión arbitraria y contraproducente. Conviene al martirologio nacionalista, es muy difícil de llevar a la práctica y no respeta derechos individuales consagrados en la Constitución.

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