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De Barcelona a Sevilla

Así como en Madrid han recibido a empresas que facturan 65.000 millones, en Sevilla apenas se ha notado

El conflicto político de Cataluña puede tener consecuencias económicas para las principales ciudades españolas. Ya se advirtió en 2017, cuando el referéndum ilegal del 1 de octubre y la declaración unilateral, que llevó a la aplicación del artículo 155 y todo lo demás. Ahora se vuelve a decir, pues no se sabe lo que ocurrirá en los próximos meses. A Quim Torra, en el exterior, no se le aprecia como un dirigente solvente. Más bien parece un majarón en un puesto de alta responsabilidad. Para el turismo y para las inversiones en Cataluña lo que ha ocurrido tendrá consecuencias. Y para Sevilla también, porque la puede beneficiar o perjudicar, según las circunstancias.

A finales de 2017 y principios de 2018, cuando empezaron a deslocalizar empresas de Cataluña, se esperaba que algunas vinieran a Sevilla. No ha sido el caso, al menos en proporciones destacables. El alcalde, Juan Espadas, llegó a decir que Sevilla resultaría más beneficiada en la segunda o la tercera oleada de traslados. No se ha cumplido. Las mayores salidas de empresas de Cataluña fueron registradas de inmediato, en octubre de 2017, cuando perdieron 1.976, y en enero de 2018, cuando salieron 1.350. Algunas volvieron a Cataluña. Sin embargo, hasta los primeros meses de 2019 se estimó que 5.567 empresas habían trasladado sus sedes sociales desde Cataluña. De ellas, el 60% han ido a Madrid, el 10% se fueron a la Comunidad Valenciana y el 7% a Aragón.

Madrid, Valencia y Zaragoza, por su proximidad, han sido las ciudades más beneficiadas. En este periodo, Sevilla no ha obtenido ningún repunte de empresas significativo. Al revés. Durante 2018, en Andalucía el saldo de instalación de empresas llegó a ser negativo (es decir, con más bajas que altas). Así como en Madrid han recibido a empresas que facturan en torno a 65.000 millones de euros, en Sevilla ese éxodo apenas se ha notado. Está más alejada de Barcelona que otras grandes ciudades españolas, pero tampoco es vista como una sede atractiva para la deslocalización. En esas actividades no se hace el mismo esfuerzo que en otras, como la promoción del turismo.

Por cierto que en la llegada de turistas también puede influir el conflicto catalán. Los asiáticos han crecido en Sevilla más del 30%, pero suelen viajar con paquetes que también incluyen Madrid y Barcelona. Si cambian España por otros países europeos, será perjudicial. Si excluyen a Barcelona, por motivos de seguridad, el objetivo debería ser que no resulte perjudicada también Sevilla, que en muchos casos va incluida en los mismos viajes.

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