DENTRO de los pronósticos realizados por Alfonso Guerra con aquello de lo irreconocible que iban a dejar a España, lo de mañana en Cataluña es el culmen. Unas elecciones sin censo, con barra libre para todos los que quieran votar y hasta repetir cuantas veces sea menester es un descalzaperros insólito en una sociedad aparentemente democrática. ¿Es hoy día de reflexión? Tampoco queda claro, aunque sea lo menos importante en este cúmulo de despropósitos en clara transgresión de las reglas de juego. Mañana, desde San Carlos de la Rápita a La Junquera, desde Masnou a Urgel, todo será un aquelarre sin pies ni cabeza. Y lo peor, el precedente de la desobediencia al árbitro que debe velar por el cumplimiento de nuestra Carta Magna.Hay quien dice que el futuro empieza mañana en Cataluña y creo que no, que lo que empieza es que se oficializa el desmadre.
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