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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Barrios: progreso y retroceso

El título de la exposición sobre la evolución del Polígono de San Pablo, Cerro-Amate y Nervión a través de fotografías que van de los años 30 al presente plantea dudas: El progreso de un barrio. Quizás hubiera debido utilizarse "transformación". Porque progreso tiene dos acepciones: una neutra -"acción de ir hacia adelante"- y otra positiva -"avance, adelanto, perfeccionamiento"- que en dos de estos barrios no se cumple.

La idea del progreso como mejora sin posibles retrocesos de las condiciones de vida se forjó en la Europa del siglo XVIII. Pero desde que Condorcet publicó en 1795 su Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano hasta hoy la historia, desgraciadamente, nos ha enseñado que no todo "ir hacia adelante" es necesariamente progreso entendido como perfeccionamiento. Desde las tragedias históricas bien conocidas hasta el cambio climático, la idea del progreso continuo fue impugnada a lo largo del siglo XX. La cuestión es más pendular. Se avanza a veces en direcciones erróneas que acarrean empeoramientos, aunque por fortuna algo de lo ganado se salvaguarda como irrenunciable.

En lo que a los barrios de Sevilla se refiere ha habido indudables progresos que han mejorado las condiciones de vida. Pero también terribles regresiones que obligan a matizar lo de El progreso de un barrio. El tránsito de las chabolas y las infraviviendas a los pisos de los nuevos barrios promovidos por el Instituto Nacional de la Vivienda, la Obra Sindical del Hogar, el Ministerio de la Vivienda o la Ley sobre Viviendas de Protección Oficial fue, sobre todo en los años 50 y 60, un claro progreso. Pero algunos han conocido retrocesos. Siete de los 15 barrios más pobres de España están en Sevilla, entre ellos dos de los que figuran en esta exposición: San Pablo y Cerro-Amate, con Los Pajaritos como el peor de las 126 ciudades estudiadas. Difícilmente se puede llamar a esto "progreso", sobre todo si se conoció Los Pajaritos modesto y trabajador de los años 60. Nervión ha crecido mal, sin armonizar su pasado de bulevares y chalés con el presente de apelotonamiento de bloques y destrucción de su identidad. Pero esto es un problema menor frente a la marginalidad en la que se han hundido los otros barrios. ¿Mejorarán? Noticia de ayer: mientras el nivel de ingresos de las familias se eleva en Madrid, Barcelona y Valencia, en Sevilla sigue cayendo.

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