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Cuchillo sin filo

francisco Correal

Bases dentro

CATALUÑA no quiere ser de España y España no quiere ser de nadie. De naide, que diría un castizo. Los vascos, decía Mario Onaindía, eran los más españoles en el sentido calderoniano de la palabra. Euskadi es una sinécdoque de España. Los catalanes lo serían en el sentido valleinclanesco. España perfecciona el esperpento de estas sombras de bohemia. La única esperanza reside en el vaticinio de Bismarck. Preguntado el mariscal por la potencia más temible, respondía sin dudarlo que España porque pese a todo, la pérdida de las colonias, del prestigio y de la hegemonía, ahí estaba, no habían podido con ella ni los propios españoles. Un manque pierda unamuniano o del Calderón al que reinterpretó Fernando Arrabal: Oye, patria, mi aflicción.

Nos rasgábamos las vestiduras con lo que pudiera pasar en Grecia, con lo que iba a pasar en Cataluña, y tenemos el jeroglífico de Ocón de Oro en la puerta del Congreso de los Diputados. Es una variante chapucera del cuento de la buena pipa. El PSOE de Pedro Sánchez nos quiere sacar del pozo en el que nos metió el PP de Mariano Rajoy para sacarnos del pozo en el que nos metió el PSOE de Zapatero. Por un silogismo en bárbara, si los dos nos metieron, rescoldos de Felipe y de Aznar incluidos, los dos deberían sacarnos. Sería la primera vez en la que sería motivo de urgencia nacional un gobierno de coalición no de los más capaces, sino de los más ineptos, académicos pese a todo comparados con la incertidumbre de los que quieren hacer añicos el bipartidismo.

España vive un periodo de regencia y busca una buena gerencia. El recurso a las bases es muy legítimo por parte de Pedro Sánchez, pero suena a la invocación de las criaturas por parte de Lopera. Uno imagina que esas bases fueron las que eligieron a los que eligieron a los que eligieron a Pedro Sánchez. Bases dentro, dice don tancredo cambiando el discurso anti-OTAN. Es la aristocracia del plebiscito, el populismo feudal: requerir del concurso de la militancia para ocupar un sillón. A veces, diríamos cambiando el discurso de Caifás que inspiró el poema de Espriu, hace falta que un hombre salve su trasero para que todo un país se vaya a hacer puñetas.

España sin Gobierno y ya se atisba la primavera. La noche es joven, huele a jazmines, el taxímetro corre…

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